Novena a San Juan de la Cruz
| Comienza la novena: | 5 de diciembre |
| Día festivo: | 14 de diciembre |
| Nacimiento: | 1542 |
| Muerte: | 1591 |
Puedes rezar la completa Novena a San Juan de la Cruz debajo.
Día 1
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración de Introducción
Acto de Contrición (todos los días)
Señor mío Jesucristo, que quisisteis tomar forma de siervo y nacer de una Virgen Purísima, muriendo en una cruz para librarme del pecado y del infierno, acordaos de vuestra infinita caridad, ten piedad de mi, pobre pecador, que, oprimido con el peso de mis culpas y confesando su malicia, me arrepiento de ellas, y me pesa de lo íntimo de mi corazón de haberlas cometido, por ser ofensas a vuestra bondad inmensa, a quien amo sobre todas las cosas.
Propongo firmemente, con el auxilio de vuestra gracia, nunca más pecar. Haced, Señor, por los méritos e intercesión de vuestro fiel siervo San Juan de la Cruz, que no me rinda a las asechanzas del común enemigo, antes bien me mantenga constante en el propósito que hago de no ofenderos más, y así consiga, con vuestra gracia, perseverar en vuestro amor hasta el último instante de mi vida, para continuar amándoos, bendiciéndoos y alabándoos por toda la eternidad en el Cielo. Amén.
Oración preparatoria para todos los días
Clementísimo Dios, que por vuestra inmensa piedad quisisteis que San Juan de la Cruz fuese desde niño inclinado a todo género de virtudes, y con su ejercicio alcanzase ser muy amado de Vos y de Nuestra Santísima Madre, comunicándole muchas gracias y singulares favores, os suplico humildemente, por su intercesión y merecimientos, que me concedáis pureza de alma y cuerpo con las demás virtudes que este glorioso Santo practicó toda su vida, a fin de que, imitándole en este ejercicio, merezca, como él, ser amparado de Vos y de vuestra Madre Santísima en esta vida por gracia, y después gozaros para siempre en su compañía en la gloria (mencione su petición aquí…). Amén.
Oración Diaria
Glorioso San Juan de la Cruz, que desde vuestra infancia fuisteis tierno amante de María Santísima y de la cruz de su Santísimo Hijo, mereciendo por este amor ser protector singular de las almas afligidas y desconsoladas: os suplico, Padre mío, interpongáis vuestros ruegos para con Madre e Hijo a fin de que me concedan viva fe, firme esperanza, ferviente caridad y tiernísimo amor a la cruz de mi Señor, en cuyo ejercicio viva y muera amparado siempre de su gracia, y también consiga, si me conviene, lo que pido en esta Novena. Amén.
Oración Final
Oración final para todos los días
Omnipotente Dios y Señor, que al bendito San Juan le concedisteis ser amante fervoroso de los trabajos, desprecios y cruz de vuestro Santísimo Hijo, y una abnegación perfecta de sus pasiones y apetitos; concédenos, Señor, por sus méritos y ruegos, que, imitando ahora sus virtudes, merezcamos en el Cielo ser compañeros de su gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Rezar tres Padrenuestros y Avemarías, en reverencia de los tres singulares favores que Jesucristo y su Santísima Madre le dispensaron.
Día 2
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración de Introducción
Acto de Contrición (todos los días)
Señor mío Jesucristo, que quisisteis tomar forma de siervo y nacer de una Virgen Purísima, muriendo en una cruz para librarme del pecado y del infierno, acordaos de vuestra infinita caridad, ten piedad de mi, pobre pecador, que, oprimido con el peso de mis culpas y confesando su malicia, me arrepiento de ellas, y me pesa de lo íntimo de mi corazón de haberlas cometido, por ser ofensas a vuestra bondad inmensa, a quien amo sobre todas las cosas.
Propongo firmemente, con el auxilio de vuestra gracia, nunca más pecar. Haced, Señor, por los méritos e intercesión de vuestro fiel siervo San Juan de la Cruz, que no me rinda a las asechanzas del común enemigo, antes bien me mantenga constante en el propósito que hago de no ofenderos más, y así consiga, con vuestra gracia, perseverar en vuestro amor hasta el último instante de mi vida, para continuar amándoos, bendiciéndoos y alabándoos por toda la eternidad en el Cielo. Amén.
Oración preparatoria para todos los días
Clementísimo Dios, que por vuestra inmensa piedad quisisteis que San Juan de la Cruz fuese desde niño inclinado a todo género de virtudes, y con su ejercicio alcanzase ser muy amado de Vos y de Nuestra Santísima Madre, comunicándole muchas gracias y singulares favores, os suplico humildemente, por su intercesión y merecimientos, que me concedáis pureza de alma y cuerpo con las demás virtudes que este glorioso Santo practicó toda su vida, a fin de que, imitándole en este ejercicio, merezca, como él, ser amparado de Vos y de vuestra Madre Santísima en esta vida por gracia, y después gozaros para siempre en su compañía en la gloria (mencione su petición aquí…). Amén.
Oración Diaria
Glorioso y excelso Padre mío San Juan de la Cruz, que, siendo aún de pocos años, crucificasteis vuestro cuerpo con muchos rigores y penitencias, para asemejaros en lo posible al que por nuestro amor padeció en la cruz: os suplico, Padre mío amantísimo, que intercedáis con nuestro Señor Jesucristo para que me infunda espíritu de penitencia, a fin de que sufra por su amor los trabajos y dolores que me enviare; y de esta manera, satisfaciendo las innumerables ofensas que le tengo hechas, y purificada mi alma con tan saludable ejercicio, merezca llegar a gozarle por siempre en vuestra compañía en la gloria, y también alcance lo que pido en esta Novena, si me conviene. Amén.
Oración Final
Oración final para todos los días
Omnipotente Dios y Señor, que al bendito San Juan le concedisteis ser amante fervoroso de los trabajos, desprecios y cruz de vuestro Santísimo Hijo, y una abnegación perfecta de sus pasiones y apetitos; concédenos, Señor, por sus méritos y ruegos, que, imitando ahora sus virtudes, merezcamos en el Cielo ser compañeros de su gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Rezar tres Padrenuestros y Avemarías, en reverencia de los tres singulares favores que Jesucristo y su Santísima Madre le dispensaron.
Día 3
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración de Introducción
Acto de Contrición (todos los días)
Señor mío Jesucristo, que quisisteis tomar forma de siervo y nacer de una Virgen Purísima, muriendo en una cruz para librarme del pecado y del infierno, acordaos de vuestra infinita caridad, ten piedad de mi, pobre pecador, que, oprimido con el peso de mis culpas y confesando su malicia, me arrepiento de ellas, y me pesa de lo íntimo de mi corazón de haberlas cometido, por ser ofensas a vuestra bondad inmensa, a quien amo sobre todas las cosas.
Propongo firmemente, con el auxilio de vuestra gracia, nunca más pecar. Haced, Señor, por los méritos e intercesión de vuestro fiel siervo San Juan de la Cruz, que no me rinda a las asechanzas del común enemigo, antes bien me mantenga constante en el propósito que hago de no ofenderos más, y así consiga, con vuestra gracia, perseverar en vuestro amor hasta el último instante de mi vida, para continuar amándoos, bendiciéndoos y alabándoos por toda la eternidad en el Cielo. Amén.
Oración preparatoria para todos los días
Clementísimo Dios, que por vuestra inmensa piedad quisisteis que San Juan de la Cruz fuese desde niño inclinado a todo género de virtudes, y con su ejercicio alcanzase ser muy amado de Vos y de Nuestra Santísima Madre, comunicándole muchas gracias y singulares favores, os suplico humildemente, por su intercesión y merecimientos, que me concedáis pureza de alma y cuerpo con las demás virtudes que este glorioso Santo practicó toda su vida, a fin de que, imitándole en este ejercicio, merezca, como él, ser amparado de Vos y de vuestra Madre Santísima en esta vida por gracia, y después gozaros para siempre en su compañía en la gloria (mencione su petición aquí…). Amén.
Oración Diaria
Amantísimo Padre mío San Juan de la Cruz, que por vuestra continua oración merecisteis renombre de doctor extático y luz especialísima para gobernar las almas y hacerlas adelantar en el camino de la virtud: os suplico humildemente que, como Padre y Director iluminado, alumbréis la mía con las luces de vuestra celestial doctrina, y la inclinéis al ejercicio santo de la oración, con el cual, desprendida de todo lo terreno, llegue a amar solo a Dios y a las cosas del cielo, y así pueda alcanzar de Su Divina Majestad perseverancia en el bien obrar, y también, si me conviene, la gracia que pido en esta Novena. Amén.
Oración Final
Oración final para todos los días
Omnipotente Dios y Señor, que al bendito San Juan le concedisteis ser amante fervoroso de los trabajos, desprecios y cruz de vuestro Santísimo Hijo, y una abnegación perfecta de sus pasiones y apetitos; concédenos, Señor, por sus méritos y ruegos, que, imitando ahora sus virtudes, merezcamos en el Cielo ser compañeros de su gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Rezar tres Padrenuestros y Avemarías, en reverencia de los tres singulares favores que Jesucristo y su Santísima Madre le dispensaron.
Día 4
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración de Introducción
Acto de Contrición (todos los días)
Señor mío Jesucristo, que quisisteis tomar forma de siervo y nacer de una Virgen Purísima, muriendo en una cruz para librarme del pecado y del infierno, acordaos de vuestra infinita caridad, ten piedad de mi, pobre pecador, que, oprimido con el peso de mis culpas y confesando su malicia, me arrepiento de ellas, y me pesa de lo íntimo de mi corazón de haberlas cometido, por ser ofensas a vuestra bondad inmensa, a quien amo sobre todas las cosas.
Propongo firmemente, con el auxilio de vuestra gracia, nunca más pecar. Haced, Señor, por los méritos e intercesión de vuestro fiel siervo San Juan de la Cruz, que no me rinda a las asechanzas del común enemigo, antes bien me mantenga constante en el propósito que hago de no ofenderos más, y así consiga, con vuestra gracia, perseverar en vuestro amor hasta el último instante de mi vida, para continuar amándoos, bendiciéndoos y alabándoos por toda la eternidad en el Cielo. Amén.
Oración preparatoria para todos los días
Clementísimo Dios, que por vuestra inmensa piedad quisisteis que San Juan de la Cruz fuese desde niño inclinado a todo género de virtudes, y con su ejercicio alcanzase ser muy amado de Vos y de Nuestra Santísima Madre, comunicándole muchas gracias y singulares favores, os suplico humildemente, por su intercesión y merecimientos, que me concedáis pureza de alma y cuerpo con las demás virtudes que este glorioso Santo practicó toda su vida, a fin de que, imitándole en este ejercicio, merezca, como él, ser amparado de Vos y de vuestra Madre Santísima en esta vida por gracia, y después gozaros para siempre en su compañía en la gloria (mencione su petición aquí…). Amén.
Oración Diaria
¡Oh Padre mío amantísimo San Juan de la Cruz! Espejo de paciencia y fortaleza, que para gloria de Dios y bien de vuestra Reforma sufriste innumerables trabajos y penalidades, gloriándoos, como otro Pablo, en los oprobios y contradicciones: os suplico, Santo mío, me alcancéis de nuestro buen Dios que sufra yo con paciencia e igualdad de ánimo todo lo que me sucediere adverso, a fin de que, padeciendo mis penas y amando a los que me las causan, por la gloria de mi Señor se purifique mi alma de la escoria de sus culpas y adelante en las virtudes, con cuyo ejercicio merezca alcanzar el premio prometido a los que padecen con fortaleza por Dios y su gloria, y también consiga, si me conviene, la gracia que pido en esta Novena. Amén.
Oración Final
Oración final para todos los días
Omnipotente Dios y Señor, que al bendito San Juan le concedisteis ser amante fervoroso de los trabajos, desprecios y cruz de vuestro Santísimo Hijo, y una abnegación perfecta de sus pasiones y apetitos; concédenos, Señor, por sus méritos y ruegos, que, imitando ahora sus virtudes, merezcamos en el Cielo ser compañeros de su gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Rezar tres Padrenuestros y Avemarías, en reverencia de los tres singulares favores que Jesucristo y su Santísima Madre le dispensaron.
Día 5
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración de Introducción
Acto de Contrición (todos los días)
Señor mío Jesucristo, que quisisteis tomar forma de siervo y nacer de una Virgen Purísima, muriendo en una cruz para librarme del pecado y del infierno, acordaos de vuestra infinita caridad, ten piedad de mi, pobre pecador, que, oprimido con el peso de mis culpas y confesando su malicia, me arrepiento de ellas, y me pesa de lo íntimo de mi corazón de haberlas cometido, por ser ofensas a vuestra bondad inmensa, a quien amo sobre todas las cosas.
Propongo firmemente, con el auxilio de vuestra gracia, nunca más pecar. Haced, Señor, por los méritos e intercesión de vuestro fiel siervo San Juan de la Cruz, que no me rinda a las asechanzas del común enemigo, antes bien me mantenga constante en el propósito que hago de no ofenderos más, y así consiga, con vuestra gracia, perseverar en vuestro amor hasta el último instante de mi vida, para continuar amándoos, bendiciéndoos y alabándoos por toda la eternidad en el Cielo. Amén.
Oración preparatoria para todos los días
Clementísimo Dios, que por vuestra inmensa piedad quisisteis que San Juan de la Cruz fuese desde niño inclinado a todo género de virtudes, y con su ejercicio alcanzase ser muy amado de Vos y de Nuestra Santísima Madre, comunicándole muchas gracias y singulares favores, os suplico humildemente, por su intercesión y merecimientos, que me concedáis pureza de alma y cuerpo con las demás virtudes que este glorioso Santo practicó toda su vida, a fin de que, imitándole en este ejercicio, merezca, como él, ser amparado de Vos y de vuestra Madre Santísima en esta vida por gracia, y después gozaros para siempre en su compañía en la gloria (mencione su petición aquí…). Amén.
Oración Diaria
Glorioso Padre mío San Juan de la Cruz, que por el gran poder que os concedió el Señor sobre los demonios, y por los muchos que expelisteis de las almas y cuerpos, os llamaban el «Milagrero»: os suplico humildemente que ejercitéis conmigo esa misma insigne caridad y compasión, alcanzándome de Su Divina Majestad me conceda victoria cumplida de todas las asechanzas y sugestiones con que me tiente el infernal enemigo, no sólo durante la vida, sino también en la hora de mi muerte; para que, viviendo y muriendo con esta celestial gracia, logre el premio que Dios tiene preparado para los justos en su santísimo Reino, y también alcance el favor que suplico en esta Novena, si me conviene. Amén.
Oración Final
Oración final para todos los días
Omnipotente Dios y Señor, que al bendito San Juan le concedisteis ser amante fervoroso de los trabajos, desprecios y cruz de vuestro Santísimo Hijo, y una abnegación perfecta de sus pasiones y apetitos; concédenos, Señor, por sus méritos y ruegos, que, imitando ahora sus virtudes, merezcamos en el Cielo ser compañeros de su gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Rezar tres Padrenuestros y Avemarías, en reverencia de los tres singulares favores que Jesucristo y su Santísima Madre le dispensaron.
Día 6
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración de Introducción
Acto de Contrición (todos los días)
Señor mío Jesucristo, que quisisteis tomar forma de siervo y nacer de una Virgen Purísima, muriendo en una cruz para librarme del pecado y del infierno, acordaos de vuestra infinita caridad, ten piedad de mi, pobre pecador, que, oprimido con el peso de mis culpas y confesando su malicia, me arrepiento de ellas, y me pesa de lo íntimo de mi corazón de haberlas cometido, por ser ofensas a vuestra bondad inmensa, a quien amo sobre todas las cosas.
Propongo firmemente, con el auxilio de vuestra gracia, nunca más pecar. Haced, Señor, por los méritos e intercesión de vuestro fiel siervo San Juan de la Cruz, que no me rinda a las asechanzas del común enemigo, antes bien me mantenga constante en el propósito que hago de no ofenderos más, y así consiga, con vuestra gracia, perseverar en vuestro amor hasta el último instante de mi vida, para continuar amándoos, bendiciéndoos y alabándoos por toda la eternidad en el Cielo. Amén.
Oración preparatoria para todos los días
Clementísimo Dios, que por vuestra inmensa piedad quisisteis que San Juan de la Cruz fuese desde niño inclinado a todo género de virtudes, y con su ejercicio alcanzase ser muy amado de Vos y de Nuestra Santísima Madre, comunicándole muchas gracias y singulares favores, os suplico humildemente, por su intercesión y merecimientos, que me concedáis pureza de alma y cuerpo con las demás virtudes que este glorioso Santo practicó toda su vida, a fin de que, imitándole en este ejercicio, merezca, como él, ser amparado de Vos y de vuestra Madre Santísima en esta vida por gracia, y después gozaros para siempre en su compañía en la gloria (mencione su petición aquí…). Amén.
Oración Diaria
Glorioso Padre mío San Juan de la Cruz, que por vuestra pura y casta vida merecisteis que Dios y su Madre Santísima os concediesen la gracia de reprimir los movimientos y deseos impuros de los que os miraban, y por este medio y vuestro grande espíritu hicieseis en muchas almas singulares conversiones: os suplico, Padre mío, que os compadezcáis de mi flaqueza en esta materia, y me alcancéis de Dios, por medio de su Santísima Madre, la virtud de una castidad perfecta, para que, viviendo limpio de alma y cuerpo, pueda algún día gozar de la gloria eterna y consiga ahora lo que pido en esta Novena, si me conviene. Amén.
Oración Final
Oración final para todos los días
Omnipotente Dios y Señor, que al bendito San Juan le concedisteis ser amante fervoroso de los trabajos, desprecios y cruz de vuestro Santísimo Hijo, y una abnegación perfecta de sus pasiones y apetitos; concédenos, Señor, por sus méritos y ruegos, que, imitando ahora sus virtudes, merezcamos en el Cielo ser compañeros de su gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Rezar tres Padrenuestros y Avemarías, en reverencia de los tres singulares favores que Jesucristo y su Santísima Madre le dispensaron.
Día 7
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración de Introducción
Acto de Contrición (todos los días)
Señor mío Jesucristo, que quisisteis tomar forma de siervo y nacer de una Virgen Purísima, muriendo en una cruz para librarme del pecado y del infierno, acordaos de vuestra infinita caridad, ten piedad de mi, pobre pecador, que, oprimido con el peso de mis culpas y confesando su malicia, me arrepiento de ellas, y me pesa de lo íntimo de mi corazón de haberlas cometido, por ser ofensas a vuestra bondad inmensa, a quien amo sobre todas las cosas.
Propongo firmemente, con el auxilio de vuestra gracia, nunca más pecar. Haced, Señor, por los méritos e intercesión de vuestro fiel siervo San Juan de la Cruz, que no me rinda a las asechanzas del común enemigo, antes bien me mantenga constante en el propósito que hago de no ofenderos más, y así consiga, con vuestra gracia, perseverar en vuestro amor hasta el último instante de mi vida, para continuar amándoos, bendiciéndoos y alabándoos por toda la eternidad en el Cielo. Amén.
Oración preparatoria para todos los días
Clementísimo Dios, que por vuestra inmensa piedad quisisteis que San Juan de la Cruz fuese desde niño inclinado a todo género de virtudes, y con su ejercicio alcanzase ser muy amado de Vos y de Nuestra Santísima Madre, comunicándole muchas gracias y singulares favores, os suplico humildemente, por su intercesión y merecimientos, que me concedáis pureza de alma y cuerpo con las demás virtudes que este glorioso Santo practicó toda su vida, a fin de que, imitándole en este ejercicio, merezca, como él, ser amparado de Vos y de vuestra Madre Santísima en esta vida por gracia, y después gozaros para siempre en su compañía en la gloria (mencione su petición aquí…). Amén.
Oración Diaria
Bendito y glorioso Padre mío San Juan de la Cruz, que por vuestra insigne humildad merecisteis ser llamado el «Mínimo Grande», y por vuestra excelsa sabiduría el «Doctor Místico y Querúbico», os suplico, Padre amoroso, me alcancéis de Dios que sea yo humilde de corazón, para que, conociendo mi bajeza y defectos, me aparte de las vanidades y honras mundanas y sufra resignado los desprecios que me hicieren; y así, caminando con la luz de vuestra doctrina por la senda de la nada, llegue a poseerlo todo en Dios, mediante su divina gracia, y también la que os suplico en esta Novena, si me conviene. Amén.
Oración Final
Oración final para todos los días
Omnipotente Dios y Señor, que al bendito San Juan le concedisteis ser amante fervoroso de los trabajos, desprecios y cruz de vuestro Santísimo Hijo, y una abnegación perfecta de sus pasiones y apetitos; concédenos, Señor, por sus méritos y ruegos, que, imitando ahora sus virtudes, merezcamos en el Cielo ser compañeros de su gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Rezar tres Padrenuestros y Avemarías, en reverencia de los tres singulares favores que Jesucristo y su Santísima Madre le dispensaron.
Día 8
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración de Introducción
Acto de Contrición (todos los días)
Señor mío Jesucristo, que quisisteis tomar forma de siervo y nacer de una Virgen Purísima, muriendo en una cruz para librarme del pecado y del infierno, acordaos de vuestra infinita caridad, ten piedad de mi, pobre pecador, que, oprimido con el peso de mis culpas y confesando su malicia, me arrepiento de ellas, y me pesa de lo íntimo de mi corazón de haberlas cometido, por ser ofensas a vuestra bondad inmensa, a quien amo sobre todas las cosas.
Propongo firmemente, con el auxilio de vuestra gracia, nunca más pecar. Haced, Señor, por los méritos e intercesión de vuestro fiel siervo San Juan de la Cruz, que no me rinda a las asechanzas del común enemigo, antes bien me mantenga constante en el propósito que hago de no ofenderos más, y así consiga, con vuestra gracia, perseverar en vuestro amor hasta el último instante de mi vida, para continuar amándoos, bendiciéndoos y alabándoos por toda la eternidad en el Cielo. Amén.
Oración preparatoria para todos los días
Clementísimo Dios, que por vuestra inmensa piedad quisisteis que San Juan de la Cruz fuese desde niño inclinado a todo género de virtudes, y con su ejercicio alcanzase ser muy amado de Vos y de Nuestra Santísima Madre, comunicándole muchas gracias y singulares favores, os suplico humildemente, por su intercesión y merecimientos, que me concedáis pureza de alma y cuerpo con las demás virtudes que este glorioso Santo practicó toda su vida, a fin de que, imitándole en este ejercicio, merezca, como él, ser amparado de Vos y de vuestra Madre Santísima en esta vida por gracia, y después gozaros para siempre en su compañía en la gloria (mencione su petición aquí…). Amén.
Oración Diaria
¡Oh glorioso Padre mío San Juan de la Cruz! Con razón os llaman padre de los pobres, remedio de enfermos y consolador de afligidos; pues ya cuando vivíais, y ahora por vuestras reliquias e imágenes, obráis en todos mil maravillas. Os suplico, Padre mío amoroso, que, condoliéndoos de mis males y dolencias, uséis conmigo de vuestras acostumbradas misericordias y me alcancéis de Dios el remedio y consuelo que necesito, para que, alabando a Su Divina Majestad por este y los demás beneficios que me ha hecho por vuestra intercesión, juntamente le dé gracias por el particular que pido, y espero me conceda en esta Novena, si me conviene. Amén.
Oración Final
Oración final para todos los días
Omnipotente Dios y Señor, que al bendito San Juan le concedisteis ser amante fervoroso de los trabajos, desprecios y cruz de vuestro Santísimo Hijo, y una abnegación perfecta de sus pasiones y apetitos; concédenos, Señor, por sus méritos y ruegos, que, imitando ahora sus virtudes, merezcamos en el Cielo ser compañeros de su gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Rezar tres Padrenuestros y Avemarías, en reverencia de los tres singulares favores que Jesucristo y su Santísima Madre le dispensaron.
Día 9
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración de Introducción
Acto de Contrición (todos los días)
Señor mío Jesucristo, que quisisteis tomar forma de siervo y nacer de una Virgen Purísima, muriendo en una cruz para librarme del pecado y del infierno, acordaos de vuestra infinita caridad, ten piedad de mi, pobre pecador, que, oprimido con el peso de mis culpas y confesando su malicia, me arrepiento de ellas, y me pesa de lo íntimo de mi corazón de haberlas cometido, por ser ofensas a vuestra bondad inmensa, a quien amo sobre todas las cosas.
Propongo firmemente, con el auxilio de vuestra gracia, nunca más pecar. Haced, Señor, por los méritos e intercesión de vuestro fiel siervo San Juan de la Cruz, que no me rinda a las asechanzas del común enemigo, antes bien me mantenga constante en el propósito que hago de no ofenderos más, y así consiga, con vuestra gracia, perseverar en vuestro amor hasta el último instante de mi vida, para continuar amándoos, bendiciéndoos y alabándoos por toda la eternidad en el Cielo. Amén.
Oración preparatoria para todos los días
Clementísimo Dios, que por vuestra inmensa piedad quisisteis que San Juan de la Cruz fuese desde niño inclinado a todo género de virtudes, y con su ejercicio alcanzase ser muy amado de Vos y de Nuestra Santísima Madre, comunicándole muchas gracias y singulares favores, os suplico humildemente, por su intercesión y merecimientos, que me concedáis pureza de alma y cuerpo con las demás virtudes que este glorioso Santo practicó toda su vida, a fin de que, imitándole en este ejercicio, merezca, como él, ser amparado de Vos y de vuestra Madre Santísima en esta vida por gracia, y después gozaros para siempre en su compañía en la gloria (mencione su petición aquí…). Amén.
Oración Diaria
Amable y excelso Padre mío San Juan de la Cruz, que, por imitar a nuestro Divino Redentor, renunciasteis hasta en la muerte los alivios y consuelos, aun celestiales, y abrazasteis gustoso los trabajos y desprecios, por grandes que fuesen, como se vio cuando el Señor os dijo: «Juan, ¿qué premio quieres por tus trabajos?». Y Vos, con generoso y soberano valor, le respondisteis: « Señor, padecer y ser menospreciado por Vos». Lo que fue tan del agrado de su Divina Majestad, que os concedió el morir despreciado de las criaturas, y penando en la cruz con cinco llagas, pero honrado y animado con la presencia del mismo Creador. Os suplico, Padre amantísimo, me alcancéis del Señor que os imite durante mi vida, y en la muerte me aprovechen los méritos de su Sagrada Pasión, y por ella me perdone todos mis pecados, y me conceda la perseverancia final en su gracia, mediante la cual pueda gozarle en vuestra compañía por toda la eternidad en la gloria, y también el favor que pido en esta Novena, si me conviene. Amén.
Oración Final
Oración final para todos los días
Omnipotente Dios y Señor, que al bendito San Juan le concedisteis ser amante fervoroso de los trabajos, desprecios y cruz de vuestro Santísimo Hijo, y una abnegación perfecta de sus pasiones y apetitos; concédenos, Señor, por sus méritos y ruegos, que, imitando ahora sus virtudes, merezcamos en el Cielo ser compañeros de su gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Rezar tres Padrenuestros y Avemarías, en reverencia de los tres singulares favores que Jesucristo y su Santísima Madre le dispensaron.
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Acerca de San Juan de la Cruz
San Juan de la Cruz es uno de los místicos más profundos de la historia de la Iglesia Católica, Doctor de la Iglesia, poeta sublime y compañero inseparable de Santa Teresa de Ávila en la reforma del Carmelo. Su vida y obras continúan iluminando el camino de las almas hacia la unión perfecta con Dios.
Primeros Años (1542-1563)
Nacimiento y Pobreza
Juan de Yepes Álvarez nació el 24 de junio de 1542 en Fontiveros, un pequeño pueblo de Ávila, España. Su padre, Gonzalo de Yepes, era de familia noble pero había sido desheredado por casarse con Catalina Álvarez, una humilde tejedora. Gonzalo murió cuando Juan tenía solo dos años, dejando a la familia en extrema pobreza.
Catalina se mudó con sus tres hijos a Medina del Campo, donde trabajaba como tejedora. A pesar de la pobreza, Juan mostró desde pequeño una profunda devoción y una especial inclinación hacia la oración y la penitencia.
Educación y Vocación
Juan trabajó en el Hospital de las Bubas (un hospital para enfermos de peste y sífilis) mientras estudiaba en el Colegio de los Jesuitas. Allí recibió una excelente educación en humanidades y retórica, lo que más tarde se reflejaría en su sublime poesía.
A los 21 años, Juan ingresó en el Convento de los Carmelitas de Medina del Campo, tomando el nombre de Fray Juan de San Matías. Un año después hizo su profesión religiosa.
Estudios Universitarios
Juan fue enviado a Salamanca, la universidad más prestigiosa de España, donde estudió Teología y Filosofía escolástica durante cuatro años (1564-1568). Allí se familiarizó profundamente con Santo Tomás de Aquino y la tradición mística.
Durante este tiempo, Juan experimentaba una creciente insatisfacción con la observancia relajada de su Orden y consideraba unirse a los Cartujos, que vivían en mayor austeridad y soledad.
El Encuentro con Santa Teresa (1567)
La Propuesta de Reforma
En septiembre de 1567, poco después de su ordenación sacerdotal, Juan conoció a Teresa de Jesús en Medina del Campo. Teresa, que ya había comenzado la reforma de las Carmelitas, buscaba un fraile para iniciar la reforma masculina.
Teresa vio en este joven fraile delgado y de baja estatura (medía apenas 1,50 metros) al hombre que Dios le había enviado. Le explicó su proyecto de volver a la Regla primitiva del Carmelo, viviendo en pobreza absoluta, clausura estricta y oración contemplativa profunda.
Juan aceptó inmediatamente, con la condición de que no se demorara mucho el inicio. Teresa comentó más tarde: “Aunque es pequeño, sé que es grande delante de Dios.”
Primer Carmelita Descalzo
El 28 de noviembre de 1568, en una pequeña casa en Duruelo, Juan inauguró el primer convento de Carmelitas Descalzos, tomando el nombre de Juan de la Cruz. Tenía 26 años.
Las condiciones eran extremadamente austeras: una casa destartalada, sin calefacción, con solo unas mantas como camas. Pero Juan estaba radiante de alegría, diciendo que allí había encontrado todo lo que su corazón deseaba.
Años de Formación y Apostolado (1568-1577)
Maestro de Novicios en Pastrana
Juan sirvió como maestro de novicios en Pastrana, donde su dirección espiritual fue tan eficaz que muchos jóvenes se sintieron atraídos a la reforma.
Confesor en la Encarnación
En 1572, Teresa, que era priora del Convento de la Encarnación en Ávila, pidió que Juan fuera nombrado confesor y director espiritual de las monjas. Durante cinco años, Juan guió espiritualmente a las monjas, incluyendo a la misma Teresa.
La amistad espiritual entre Teresa y Juan fue extraordinaria. Teresa escribió sobre él: “Es un hombre celestial y divino… En todo Castilla no he hallado un contemplativo como él.” Juan, por su parte, veneraba a Teresa como madre espiritual.
El Encarcelamiento en Toledo (1577-1578)
El Conflicto
La reforma carmelita enfrentaba feroz oposición de los Carmelitas Calzados (no reformados), que veían amenazada su autoridad. En 1575, el Nuncio Papal emitió órdenes restringiendo la expansión de la reforma.
Juan fue acusado de rebeldía y desobediencia. El 3 de diciembre de 1577, fue secuestrado en la noche por frailes calzados y llevado a su convento-prisión en Toledo.
Nueve Meses de Calvario
Durante nueve meses, Juan sufrió un encarcelamiento brutal:
- Encerrado en una celda minúscula de 3 metros por 2
- Sin ventana, solo una pequeña rendija que dejaba pasar poca luz
- Alimentación escasa (pan, agua y, ocasionalmente, sardinas podridas)
- Frío extremo en invierno, calor sofocante en verano
- Flagelado públicamente tres veces por semana hasta sangrar
- Sin poder celebrar Misa ni recibir sacramentos
La Noche Oscura
En esta oscuridad física y espiritual, Juan experimentó lo que más tarde describiría como la “noche oscura del alma”: un estado de aridez espiritual profunda donde Dios parece ausente y el alma se purifica de sus últimas imperfecciones.
Paradójicamente, en este sufrimiento extremo, Juan compuso algunos de los poemas místicos más sublimes de la literatura universal, incluyendo gran parte del “Cántico Espiritual” y “La Noche Oscura del Alma”. Los memorizaba porque no tenía papel ni tinta.
La Fuga Milagrosa
El 16 de agosto de 1578, con la ayuda providencial de un carcelero compasivo y guiado por una luz sobrenatural, Juan logró escapar de su celda, descolgándose desde una ventana alta con sábanas atadas. Llegó al convento de las Carmelitas Descalzas de Toledo, donde fue escondido y cuidado.
Años de Madurez y Escritura (1578-1591)
Fundaciones y Gobierno
Después de recuperarse, Juan fue enviado a Andalucía donde fundó varios conventos y sirvió en diversos cargos de gobierno: prior, provincial, definidor.
Durante estos años escribió sus grandes obras místicas:
Subida del Monte Carmelo - Guía práctica sobre el desprendimiento de todo lo creado para llegar a la unión con Dios.
Noche Oscura del Alma - Descripción de la purificación pasiva del alma por Dios.
Cántico Espiritual - Poema y comentario sobre el amor esponsal entre el alma y Cristo, basado en el Cantar de los Cantares.
Llama de Amor Viva - Descripción de la unión transformante más íntima con Dios.
Su Poesía Mística
Juan es considerado uno de los más grandes poetas de la lengua castellana. Su poesía combina la profundidad teológica con la belleza lírica más sublime. Usaba imágenes de la naturaleza, del amor humano y de la noche para expresar realidades místicas inefables.
Sus versos más famosos incluyen:
- “En una noche oscura, con ansias, en amores inflamada…”
- “Entréme donde no supe, y quedéme no sabiendo…”
- “¡Oh llama de amor viva que tiernamente hieres…”
Últimas Pruebas y Muerte (1588-1591)
Nueva Persecución
En 1588, el movimiento reformado enfrentaba divisiones internas. Un grupo, liderado por el Padre Doria, quería imponer una línea más rígida. Juan, fiel al espíritu original de Teresa (muerta en 1582), se opuso.
Fue destituido de todos sus cargos y enviado a un convento remoto en Andalucía. Se hablaba de enviarlo a México como castigo.
Enfermedad Final
En septiembre de 1591, Juan enfermó gravemente de erisipela (una infección bacteriana). Pidió ser trasladado a Úbeda, donde el prior le era hostil y lo trató con dureza, negándole comodidades básicas.
Juan aceptó estos sufrimientos como una última participación en la cruz de Cristo, diciendo: “Señor, padecer y ser menospreciado por Ti.”
Muerte Santa
El 14 de diciembre de 1591, poco después de medianoche, Juan murió a los 49 años. Sus últimas palabras fueron: “Esta noche voy a cantar maitines en el cielo.”
Según los testigos, su rostro se iluminó con un resplandor celestial en el momento de su muerte. Inmediatamente comenzaron a reportarse milagros.
Canonización y Doctorado
- 1675: Beatificado por Clemente X
- 1726: Canonizado por Benedicto XIII
- 1926: Proclamado Doctor de la Iglesia por Pío XI con el título de “Doctor Místico”
La Doctrina Mística de San Juan
Las Noches del Alma
Juan describe dos “noches” o purificaciones:
Noche del Sentido: Purificación activa donde el alma se desprende de los placeres y apegos sensibles.
Noche del Espíritu: Purificación pasiva donde Dios mismo purifica el alma de sus imperfecciones más sutiles, incluyendo el apego espiritual.
Los Tres Grados del Amor
- Vía Purgativa: El alma se limpia del pecado y las imperfecciones
- Vía Iluminativa: El alma crece en virtudes y conocimiento de Dios
- Vía Unitiva: El alma alcanza la unión transformante con Dios
El Matrimonio Espiritual
El punto culminante de la vida mística es lo que Juan llama el “matrimonio espiritual”: una unión tan íntima con Dios que, aunque las dos naturalezas permanecen distintas, la voluntad del alma y la voluntad de Dios se hacen una.
La Importancia de la Nada
Juan enseña la doctrina del “todo y nada”: para poseerlo todo en Dios, el alma debe desprenderse de todo lo que no es Dios. Su famoso dibujo del Monte Carmelo tiene escrito repetidamente: “Nada, nada, nada” por los caminos que no llevan a la cumbre, y “Solo Dios” en la cima.
Legado y Relevancia Actual
Influencia Universal
La doctrina de San Juan ha influido profundamente en:
- La espiritualidad católica de todos los tiempos
- Místicos de otras tradiciones cristianas
- La literatura y poesía universal
- La psicología y el estudio de la experiencia religiosa
Patronatos
San Juan de la Cruz es patrón de:
- Los místicos y contemplativos
- Los poetas españoles
- Aquellos que sufren la “noche oscura” espiritual
Su Mensaje Hoy
En un mundo lleno de ruido, distracciones y búsqueda de gratificación inmediata, San Juan nos recuerda:
- El valor del silencio y la soledad
- La necesidad del desprendimiento interior
- Que el camino hacia Dios pasa por la cruz
- Que el sufrimiento, aceptado con amor, purifica y santifica
- Que Dios a veces se esconde para que lo busquemos más intensamente
Conclusión
San Juan de la Cruz vivió apenas 49 años, pero en ese tiempo alcanzó las cumbres más altas de la experiencia mística y nos dejó un mapa detallado del camino. Su vida fue una continua imitación de Cristo crucificado, y su doctrina es un faro que ilumina el sendero hacia la unión perfecta con Dios.
Su lema resume toda su vida y enseñanza: “Padecer y ser menospreciado por Ti, Señor.”
¡San Juan de la Cruz, Doctor Místico, ruega por nosotros!