Novena a San Martin de Porres

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Oración del Día 1

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración de Introducción

¡Oh Dios misericordioso, que nos diste en el Bienaventurado Martín un modelo perfecto de humildad, de mortificación y de caridad; y sin mirar a su condición, sino a la fidelidad con que te servía, le engrandeciste hasta glorificarle en Tu Reino, entre los coros de los ángeles! Míranos compasivo y haznos sentir su intercesión poderosa.

Y tú, beatísimo Martín, que viviste sólo para Dios y para tus semejantes; tú, que tan solícito fuiste siempre en socorrer a los necesitados, atiende piadoso a los que, admirando tus virtudes y reconociendo tu poder, alabamos el Señor, que tanto te ensalzó.

Haznos sentir los efectos de tu gran caridad, rogando por nosotros al Señor, que tan fielmente premió tus méritos con la eterna gloria. Amén.

Oración Final

¡Oh feliz Martín, que, contento en tu condición de hijo de una esclava, te dejabas guiar por la mano de Dios desde tu niñez; haz que nos resignemos en todo a los designios de la Providencia Divina!!

A imitación tuya aceptamos gustosos la voluntad del Señor y sus designios sobre nosotros.

Tú nos enseñas que si somos buenos con Él, Él será generoso con nosotros; he aquí que queremos servirle fielmente.

Ayúdanos tú, Martín bondadoso, y ruega por nosotros a tu amado Jesús, Dios verdadero, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén

Oración del Día 2

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración de Introducción

¡Oh Dios misericordioso, que nos diste en el Bienaventurado Martín un modelo perfecto de humildad, de mortificación y de caridad; y sin mirar a su condición, sino a la fidelidad con que te servía, le engrandeciste hasta glorificarle en Tu Reino, entre los coros de los ángeles! Míranos compasivo y haznos sentir su intercesión poderosa.

Y tú, beatísimo Martín, que viviste sólo para Dios y para tus semejantes; tú, que tan solícito fuiste siempre en socorrer a los necesitados, atiende piadoso a los que, admirando tus virtudes y reconociendo tu poder, alabamos el Señor, que tanto te ensalzó.

Haznos sentir los efectos de tu gran caridad, rogando por nosotros al Señor, que tan fielmente premió tus méritos con la eterna gloria. Amén.

Oración Final

¡Oh feliz Martín, que, contento en tu condición de hijo de una esclava, te dejabas guiar por la mano de Dios desde tu niñez; haz que nos resignemos en todo a los designios de la Providencia Divina!!

A imitación tuya aceptamos gustosos la voluntad del Señor y sus designios sobre nosotros.

Tú nos enseñas que si somos buenos con Él, Él será generoso con nosotros; he aquí que queremos servirle fielmente.

Ayúdanos tú, Martín bondadoso, y ruega por nosotros a tu amado Jesús, Dios verdadero, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén

Oración del Día 3

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración de Introducción

¡Oh Dios misericordioso, que nos diste en el Bienaventurado Martín un modelo perfecto de humildad, de mortificación y de caridad; y sin mirar a su condición, sino a la fidelidad con que te servía, le engrandeciste hasta glorificarle en Tu Reino, entre los coros de los ángeles! Míranos compasivo y haznos sentir su intercesión poderosa.

Y tú, beatísimo Martín, que viviste sólo para Dios y para tus semejantes; tú, que tan solícito fuiste siempre en socorrer a los necesitados, atiende piadoso a los que, admirando tus virtudes y reconociendo tu poder, alabamos el Señor, que tanto te ensalzó.

Haznos sentir los efectos de tu gran caridad, rogando por nosotros al Señor, que tan fielmente premió tus méritos con la eterna gloria. Amén.

Oración Final

¡Oh feliz Martín, que, contento en tu condición de hijo de una esclava, te dejabas guiar por la mano de Dios desde tu niñez; haz que nos resignemos en todo a los designios de la Providencia Divina!!

A imitación tuya aceptamos gustosos la voluntad del Señor y sus designios sobre nosotros.

Tú nos enseñas que si somos buenos con Él, Él será generoso con nosotros; he aquí que queremos servirle fielmente.

Ayúdanos tú, Martín bondadoso, y ruega por nosotros a tu amado Jesús, Dios verdadero, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén

Oración del Día 4

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración de Introducción

¡Oh Dios misericordioso, que nos diste en el Bienaventurado Martín un modelo perfecto de humildad, de mortificación y de caridad; y sin mirar a su condición, sino a la fidelidad con que te servía, le engrandeciste hasta glorificarle en Tu Reino, entre los coros de los ángeles! Míranos compasivo y haznos sentir su intercesión poderosa.

Y tú, beatísimo Martín, que viviste sólo para Dios y para tus semejantes; tú, que tan solícito fuiste siempre en socorrer a los necesitados, atiende piadoso a los que, admirando tus virtudes y reconociendo tu poder, alabamos el Señor, que tanto te ensalzó.

Haznos sentir los efectos de tu gran caridad, rogando por nosotros al Señor, que tan fielmente premió tus méritos con la eterna gloria. Amén.

Oración Final

¡Oh feliz Martín, que, contento en tu condición de hijo de una esclava, te dejabas guiar por la mano de Dios desde tu niñez; haz que nos resignemos en todo a los designios de la Providencia Divina!!

A imitación tuya aceptamos gustosos la voluntad del Señor y sus designios sobre nosotros.

Tú nos enseñas que si somos buenos con Él, Él será generoso con nosotros; he aquí que queremos servirle fielmente.

Ayúdanos tú, Martín bondadoso, y ruega por nosotros a tu amado Jesús, Dios verdadero, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén

Oración del Día 5

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración de Introducción

¡Oh Dios misericordioso, que nos diste en el Bienaventurado Martín un modelo perfecto de humildad, de mortificación y de caridad; y sin mirar a su condición, sino a la fidelidad con que te servía, le engrandeciste hasta glorificarle en Tu Reino, entre los coros de los ángeles! Míranos compasivo y haznos sentir su intercesión poderosa.

Y tú, beatísimo Martín, que viviste sólo para Dios y para tus semejantes; tú, que tan solícito fuiste siempre en socorrer a los necesitados, atiende piadoso a los que, admirando tus virtudes y reconociendo tu poder, alabamos el Señor, que tanto te ensalzó.

Haznos sentir los efectos de tu gran caridad, rogando por nosotros al Señor, que tan fielmente premió tus méritos con la eterna gloria. Amén.

Oración Final

¡Oh feliz Martín, que, contento en tu condición de hijo de una esclava, te dejabas guiar por la mano de Dios desde tu niñez; haz que nos resignemos en todo a los designios de la Providencia Divina!!

A imitación tuya aceptamos gustosos la voluntad del Señor y sus designios sobre nosotros.

Tú nos enseñas que si somos buenos con Él, Él será generoso con nosotros; he aquí que queremos servirle fielmente.

Ayúdanos tú, Martín bondadoso, y ruega por nosotros a tu amado Jesús, Dios verdadero, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén

Oración del Día 6

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración de Introducción

¡Oh Dios misericordioso, que nos diste en el Bienaventurado Martín un modelo perfecto de humildad, de mortificación y de caridad; y sin mirar a su condición, sino a la fidelidad con que te servía, le engrandeciste hasta glorificarle en Tu Reino, entre los coros de los ángeles! Míranos compasivo y haznos sentir su intercesión poderosa.

Y tú, beatísimo Martín, que viviste sólo para Dios y para tus semejantes; tú, que tan solícito fuiste siempre en socorrer a los necesitados, atiende piadoso a los que, admirando tus virtudes y reconociendo tu poder, alabamos el Señor, que tanto te ensalzó.

Haznos sentir los efectos de tu gran caridad, rogando por nosotros al Señor, que tan fielmente premió tus méritos con la eterna gloria. Amén.

Oración Final

¡Oh feliz Martín, que, contento en tu condición de hijo de una esclava, te dejabas guiar por la mano de Dios desde tu niñez; haz que nos resignemos en todo a los designios de la Providencia Divina!!

A imitación tuya aceptamos gustosos la voluntad del Señor y sus designios sobre nosotros.

Tú nos enseñas que si somos buenos con Él, Él será generoso con nosotros; he aquí que queremos servirle fielmente.

Ayúdanos tú, Martín bondadoso, y ruega por nosotros a tu amado Jesús, Dios verdadero, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén

Oración del Día 7

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración de Introducción

¡Oh Dios misericordioso, que nos diste en el Bienaventurado Martín un modelo perfecto de humildad, de mortificación y de caridad; y sin mirar a su condición, sino a la fidelidad con que te servía, le engrandeciste hasta glorificarle en Tu Reino, entre los coros de los ángeles! Míranos compasivo y haznos sentir su intercesión poderosa.

Y tú, beatísimo Martín, que viviste sólo para Dios y para tus semejantes; tú, que tan solícito fuiste siempre en socorrer a los necesitados, atiende piadoso a los que, admirando tus virtudes y reconociendo tu poder, alabamos el Señor, que tanto te ensalzó.

Haznos sentir los efectos de tu gran caridad, rogando por nosotros al Señor, que tan fielmente premió tus méritos con la eterna gloria. Amén.

Oración Final

¡Oh feliz Martín, que, contento en tu condición de hijo de una esclava, te dejabas guiar por la mano de Dios desde tu niñez; haz que nos resignemos en todo a los designios de la Providencia Divina!!

A imitación tuya aceptamos gustosos la voluntad del Señor y sus designios sobre nosotros.

Tú nos enseñas que si somos buenos con Él, Él será generoso con nosotros; he aquí que queremos servirle fielmente.

Ayúdanos tú, Martín bondadoso, y ruega por nosotros a tu amado Jesús, Dios verdadero, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén

Oración del Día 8

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración de Introducción

¡Oh Dios misericordioso, que nos diste en el Bienaventurado Martín un modelo perfecto de humildad, de mortificación y de caridad; y sin mirar a su condición, sino a la fidelidad con que te servía, le engrandeciste hasta glorificarle en Tu Reino, entre los coros de los ángeles! Míranos compasivo y haznos sentir su intercesión poderosa.

Y tú, beatísimo Martín, que viviste sólo para Dios y para tus semejantes; tú, que tan solícito fuiste siempre en socorrer a los necesitados, atiende piadoso a los que, admirando tus virtudes y reconociendo tu poder, alabamos el Señor, que tanto te ensalzó.

Haznos sentir los efectos de tu gran caridad, rogando por nosotros al Señor, que tan fielmente premió tus méritos con la eterna gloria. Amén.

Oración Final

¡Oh feliz Martín, que, contento en tu condición de hijo de una esclava, te dejabas guiar por la mano de Dios desde tu niñez; haz que nos resignemos en todo a los designios de la Providencia Divina!!

A imitación tuya aceptamos gustosos la voluntad del Señor y sus designios sobre nosotros.

Tú nos enseñas que si somos buenos con Él, Él será generoso con nosotros; he aquí que queremos servirle fielmente.

Ayúdanos tú, Martín bondadoso, y ruega por nosotros a tu amado Jesús, Dios verdadero, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén

Oración del Día 9

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración de Introducción

¡Oh Dios misericordioso, que nos diste en el Bienaventurado Martín un modelo perfecto de humildad, de mortificación y de caridad; y sin mirar a su condición, sino a la fidelidad con que te servía, le engrandeciste hasta glorificarle en Tu Reino, entre los coros de los ángeles! Míranos compasivo y haznos sentir su intercesión poderosa.

Y tú, beatísimo Martín, que viviste sólo para Dios y para tus semejantes; tú, que tan solícito fuiste siempre en socorrer a los necesitados, atiende piadoso a los que, admirando tus virtudes y reconociendo tu poder, alabamos el Señor, que tanto te ensalzó.

Haznos sentir los efectos de tu gran caridad, rogando por nosotros al Señor, que tan fielmente premió tus méritos con la eterna gloria. Amén.

Oración Final

¡Oh feliz Martín, que, contento en tu condición de hijo de una esclava, te dejabas guiar por la mano de Dios desde tu niñez; haz que nos resignemos en todo a los designios de la Providencia Divina!!

A imitación tuya aceptamos gustosos la voluntad del Señor y sus designios sobre nosotros.

Tú nos enseñas que si somos buenos con Él, Él será generoso con nosotros; he aquí que queremos servirle fielmente.

Ayúdanos tú, Martín bondadoso, y ruega por nosotros a tu amado Jesús, Dios verdadero, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén

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La vida de San Martin de Porres.

San Martín de Porres fue un hermano dominicano mestizo del Perú que vivió a fines del siglo XVI y fue conocido por su increíble humildad y fidelidad.

Martín de Porres Velázquez nació en Lima, Perú el 9 de diciembre de 1579. Era hijo ilegítimo de un caballero español y una esclava liberada.

El padre de Martin no quería tener nada que ver con él y su familia, por lo que se encontraron en la pobreza.

Debido a su mestizaje, se le consideraba la clase más baja de la sociedad y, aunque piadoso y devoto, no se le permitió la admisión en una orden religiosa debido a su raza.

Pidió ser voluntario con los dominicos y asumir las tareas más humildes, lo que le permitió usar el hábito y vivir con los hermanos y sacerdotes.

Martin era experto en cortar el cabello y en las artes medicinales. También limpiaba el priorato, lavaba ropa y ropa de cama y trabajaba en la cocina.

Después de casi diez años, el prior anuló la restricción contra los hombres mestizos que se unían a la Orden y permitió que Martin tomara votos como miembro de la Tercera Orden de Santo Domingo.

A pesar de ser admitido como miembro de la Tercera Orden, algunos de sus compañeros dominicos lo insultaron por su linaje. Pero perseveró y se hizo Hermano laico pleno.

Era indispensable en la enfermería donde asistía en la curación de los enfermos o heridos, sin importar quiénes fueran.

Martín fue bendecido por Dios con muchos milagros, incluyendo bilocación, sanidad y comunicación con los animales.

Después de su muerte, el cuerpo de Martín fue exhumado y se encontró incorrupto, con una fragancia celestial a su alrededor.

San Martín de Porres fue beatificado por el Papa Gregorio XVI el 29 de octubre de 1837 y canonizado por el Papa Juan XXIII el 6 de mayo de 1962.

Ahora es el patrón de los mestizos, posaderos, barberos, trabajadores de la salud pública y los que luchan contra el racismo.