Novena al Inmaculado Corazón de María

Read in English

Hechos sobre Novena al Inmaculado Corazón de María
Comienza la novena: 18 de juno
Día festivo: Tercer sábado después de Pentecostés
Nacimiento: 0
Muerte: 50
Patrón de Apostolado de la Oración, Alianza de los Sagrados Corazones, Territorios Rusos, Escocia, África Central, República del Congo, Angola, Ecuador, Panamá, Filipinas y Georgia

St John Henry Newman Doctor of the Church Novena

St. John Henry Newman

Novena: St John Henry Newman

Starts: Tuesday, September 30th

Intention: In Thanksgiving for him being named Doctor

Join our community novena in this special prayer intention.

🙏 JOIN THE NOVENA 🙏

JOIN THE COMMUNITY NOVENA
Novena al Inmaculado Corazón de María Image

Puedes orar lleno Novena al Inmaculado Corazón de María debajo.

Oración del Día 1

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración de Introducción

Oh María, digna Madre de Dios y tierna Madre nuestra, que apareciendo en Fátima, nos habéis mostrado nuevamente en vuestro Corazón un asilo y refugio segurísimo, y en vuestro Rosario un arma victoriosa contra el enemigo de nuestras almas, dándonos también rica promesa de paz y vida eterna.

Con el corazón contrito y humillado por mis culpas, pero lleno de confianza en vuestras bondades, vengo a ofreceros esta Novena de alabanzas y peticiones.

Recordando, Señora benignísima, las palabras de Jesús en la Cruz, Ahí tienes a tu Madre, os digo con todo afecto: Madre, aquí tenéis a vuestro hijo.

Recibid mi corazón, y ya que es palabra vuestra, Quien me hallare, hallará la vida, dadme que amándoos con amor filial, halle y goce aquí la vida de la gracia y después la vida de la gloria. Amén.

Después de la meditación propia del día pídanse las gracias.

Para alcanzarlas, rezar cinco Avemarías al Inmaculado Corazón de María.

Oración Final

Oh Corazón de María, el más amable y compasivo de los corazones después del de Jesús, Trono de las misericordias divinas en favor de los miserables pecadores. Yo, reconociéndome sumamente necesitado, acudo a Vos en quien el Señor ha puesto el tesoro de sus bondades con plenísima seguridad de ser por Vos socorrido. Vos sois mi refugio, mi amparo, mi esperanza; por esto os digo y os diré en todos mis apuros y peligros:

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Cuando la enfermedad me aflija, o me oprima la tristeza, o la espina de la tribulación llague mi alma,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Cuando el mundo, el demonio y mis propias pasiones, coaligados para mi eterna perdición, me persigan con sus tentaciones y quieran hacerme perder el tesoro de la divina gracia,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

En la hora de mi muerte, en aquel momento espantoso del que depende mi eternidad, cuando se aumenten las angustias de mi alma y los ataques de mis enemigos,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Y cuando mi alma pecadora se presente ante el tribunal de Jesucristo para rendirle cuenta de toda su vida, venid Vos a defenderla y ampararla, y entonces, ahora y siempre,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Estas gracias espero alcanzar de Vos, oh Corazón amantísimo de mi Madre., a fin de que pueda veros y gozar de Dios en vuestra compañía por toda la eternidad en el cielo. Amén.

Oración del Día 2

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración de Introducción

Oh María, digna Madre de Dios y tierna Madre nuestra, que apareciendo en Fátima, nos habéis mostrado nuevamente en vuestro Corazón un asilo y refugio segurísimo, y en vuestro Rosario un arma victoriosa contra el enemigo de nuestras almas, dándonos también rica promesa de paz y vida eterna.

Con el corazón contrito y humillado por mis culpas, pero lleno de confianza en vuestras bondades, vengo a ofreceros esta Novena de alabanzas y peticiones.

Recordando, Señora benignísima, las palabras de Jesús en la Cruz, Ahí tienes a tu Madre, os digo con todo afecto: Madre, aquí tenéis a vuestro hijo.

Recibid mi corazón, y ya que es palabra vuestra, Quien me hallare, hallará la vida, dadme que amándoos con amor filial, halle y goce aquí la vida de la gracia y después la vida de la gloria. Amén.

Después de la meditación propia del día pídanse las gracias.

Para alcanzarlas, rezar cinco Avemarías al Inmaculado Corazón de María.

Oración Final

Oh Corazón de María, el más amable y compasivo de los corazones después del de Jesús, Trono de las misericordias divinas en favor de los miserables pecadores. Yo, reconociéndome sumamente necesitado, acudo a Vos en quien el Señor ha puesto el tesoro de sus bondades con plenísima seguridad de ser por Vos socorrido. Vos sois mi refugio, mi amparo, mi esperanza; por esto os digo y os diré en todos mis apuros y peligros:

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Cuando la enfermedad me aflija, o me oprima la tristeza, o la espina de la tribulación llague mi alma,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Cuando el mundo, el demonio y mis propias pasiones, coaligados para mi eterna perdición, me persigan con sus tentaciones y quieran hacerme perder el tesoro de la divina gracia,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

En la hora de mi muerte, en aquel momento espantoso del que depende mi eternidad, cuando se aumenten las angustias de mi alma y los ataques de mis enemigos,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Y cuando mi alma pecadora se presente ante el tribunal de Jesucristo para rendirle cuenta de toda su vida, venid Vos a defenderla y ampararla, y entonces, ahora y siempre,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Estas gracias espero alcanzar de Vos, oh Corazón amantísimo de mi Madre., a fin de que pueda veros y gozar de Dios en vuestra compañía por toda la eternidad en el cielo. Amén.

Oración del Día 3

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración de Introducción

Oh María, digna Madre de Dios y tierna Madre nuestra, que apareciendo en Fátima, nos habéis mostrado nuevamente en vuestro Corazón un asilo y refugio segurísimo, y en vuestro Rosario un arma victoriosa contra el enemigo de nuestras almas, dándonos también rica promesa de paz y vida eterna.

Con el corazón contrito y humillado por mis culpas, pero lleno de confianza en vuestras bondades, vengo a ofreceros esta Novena de alabanzas y peticiones.

Recordando, Señora benignísima, las palabras de Jesús en la Cruz, Ahí tienes a tu Madre, os digo con todo afecto: Madre, aquí tenéis a vuestro hijo.

Recibid mi corazón, y ya que es palabra vuestra, Quien me hallare, hallará la vida, dadme que amándoos con amor filial, halle y goce aquí la vida de la gracia y después la vida de la gloria. Amén.

Después de la meditación propia del día pídanse las gracias.

Para alcanzarlas, rezar cinco Avemarías al Inmaculado Corazón de María.

Oración Final

Oh Corazón de María, el más amable y compasivo de los corazones después del de Jesús, Trono de las misericordias divinas en favor de los miserables pecadores. Yo, reconociéndome sumamente necesitado, acudo a Vos en quien el Señor ha puesto el tesoro de sus bondades con plenísima seguridad de ser por Vos socorrido. Vos sois mi refugio, mi amparo, mi esperanza; por esto os digo y os diré en todos mis apuros y peligros:

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Cuando la enfermedad me aflija, o me oprima la tristeza, o la espina de la tribulación llague mi alma,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Cuando el mundo, el demonio y mis propias pasiones, coaligados para mi eterna perdición, me persigan con sus tentaciones y quieran hacerme perder el tesoro de la divina gracia,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

En la hora de mi muerte, en aquel momento espantoso del que depende mi eternidad, cuando se aumenten las angustias de mi alma y los ataques de mis enemigos,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Y cuando mi alma pecadora se presente ante el tribunal de Jesucristo para rendirle cuenta de toda su vida, venid Vos a defenderla y ampararla, y entonces, ahora y siempre,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Estas gracias espero alcanzar de Vos, oh Corazón amantísimo de mi Madre., a fin de que pueda veros y gozar de Dios en vuestra compañía por toda la eternidad en el cielo. Amén.

Oración del Día 4

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración de Introducción

Oh María, digna Madre de Dios y tierna Madre nuestra, que apareciendo en Fátima, nos habéis mostrado nuevamente en vuestro Corazón un asilo y refugio segurísimo, y en vuestro Rosario un arma victoriosa contra el enemigo de nuestras almas, dándonos también rica promesa de paz y vida eterna.

Con el corazón contrito y humillado por mis culpas, pero lleno de confianza en vuestras bondades, vengo a ofreceros esta Novena de alabanzas y peticiones.

Recordando, Señora benignísima, las palabras de Jesús en la Cruz, Ahí tienes a tu Madre, os digo con todo afecto: Madre, aquí tenéis a vuestro hijo.

Recibid mi corazón, y ya que es palabra vuestra, Quien me hallare, hallará la vida, dadme que amándoos con amor filial, halle y goce aquí la vida de la gracia y después la vida de la gloria. Amén.

Después de la meditación propia del día pídanse las gracias.

Para alcanzarlas, rezar cinco Avemarías al Inmaculado Corazón de María.

Oración Final

Oh Corazón de María, el más amable y compasivo de los corazones después del de Jesús, Trono de las misericordias divinas en favor de los miserables pecadores. Yo, reconociéndome sumamente necesitado, acudo a Vos en quien el Señor ha puesto el tesoro de sus bondades con plenísima seguridad de ser por Vos socorrido. Vos sois mi refugio, mi amparo, mi esperanza; por esto os digo y os diré en todos mis apuros y peligros:

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Cuando la enfermedad me aflija, o me oprima la tristeza, o la espina de la tribulación llague mi alma,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Cuando el mundo, el demonio y mis propias pasiones, coaligados para mi eterna perdición, me persigan con sus tentaciones y quieran hacerme perder el tesoro de la divina gracia,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

En la hora de mi muerte, en aquel momento espantoso del que depende mi eternidad, cuando se aumenten las angustias de mi alma y los ataques de mis enemigos,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Y cuando mi alma pecadora se presente ante el tribunal de Jesucristo para rendirle cuenta de toda su vida, venid Vos a defenderla y ampararla, y entonces, ahora y siempre,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Estas gracias espero alcanzar de Vos, oh Corazón amantísimo de mi Madre., a fin de que pueda veros y gozar de Dios en vuestra compañía por toda la eternidad en el cielo. Amén.

Oración del Día 5

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración de Introducción

Oh María, digna Madre de Dios y tierna Madre nuestra, que apareciendo en Fátima, nos habéis mostrado nuevamente en vuestro Corazón un asilo y refugio segurísimo, y en vuestro Rosario un arma victoriosa contra el enemigo de nuestras almas, dándonos también rica promesa de paz y vida eterna.

Con el corazón contrito y humillado por mis culpas, pero lleno de confianza en vuestras bondades, vengo a ofreceros esta Novena de alabanzas y peticiones.

Recordando, Señora benignísima, las palabras de Jesús en la Cruz, Ahí tienes a tu Madre, os digo con todo afecto: Madre, aquí tenéis a vuestro hijo.

Recibid mi corazón, y ya que es palabra vuestra, Quien me hallare, hallará la vida, dadme que amándoos con amor filial, halle y goce aquí la vida de la gracia y después la vida de la gloria. Amén.

Después de la meditación propia del día pídanse las gracias.

Para alcanzarlas, rezar cinco Avemarías al Inmaculado Corazón de María.

Oración Final

Oh Corazón de María, el más amable y compasivo de los corazones después del de Jesús, Trono de las misericordias divinas en favor de los miserables pecadores. Yo, reconociéndome sumamente necesitado, acudo a Vos en quien el Señor ha puesto el tesoro de sus bondades con plenísima seguridad de ser por Vos socorrido. Vos sois mi refugio, mi amparo, mi esperanza; por esto os digo y os diré en todos mis apuros y peligros:

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Cuando la enfermedad me aflija, o me oprima la tristeza, o la espina de la tribulación llague mi alma,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Cuando el mundo, el demonio y mis propias pasiones, coaligados para mi eterna perdición, me persigan con sus tentaciones y quieran hacerme perder el tesoro de la divina gracia,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

En la hora de mi muerte, en aquel momento espantoso del que depende mi eternidad, cuando se aumenten las angustias de mi alma y los ataques de mis enemigos,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Y cuando mi alma pecadora se presente ante el tribunal de Jesucristo para rendirle cuenta de toda su vida, venid Vos a defenderla y ampararla, y entonces, ahora y siempre,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Estas gracias espero alcanzar de Vos, oh Corazón amantísimo de mi Madre., a fin de que pueda veros y gozar de Dios en vuestra compañía por toda la eternidad en el cielo. Amén.

Oración del Día 6

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración de Introducción

Oh María, digna Madre de Dios y tierna Madre nuestra, que apareciendo en Fátima, nos habéis mostrado nuevamente en vuestro Corazón un asilo y refugio segurísimo, y en vuestro Rosario un arma victoriosa contra el enemigo de nuestras almas, dándonos también rica promesa de paz y vida eterna.

Con el corazón contrito y humillado por mis culpas, pero lleno de confianza en vuestras bondades, vengo a ofreceros esta Novena de alabanzas y peticiones.

Recordando, Señora benignísima, las palabras de Jesús en la Cruz, Ahí tienes a tu Madre, os digo con todo afecto: Madre, aquí tenéis a vuestro hijo.

Recibid mi corazón, y ya que es palabra vuestra, Quien me hallare, hallará la vida, dadme que amándoos con amor filial, halle y goce aquí la vida de la gracia y después la vida de la gloria. Amén.

Después de la meditación propia del día pídanse las gracias.

Para alcanzarlas, rezar cinco Avemarías al Inmaculado Corazón de María.

Oración Final

Oh Corazón de María, el más amable y compasivo de los corazones después del de Jesús, Trono de las misericordias divinas en favor de los miserables pecadores. Yo, reconociéndome sumamente necesitado, acudo a Vos en quien el Señor ha puesto el tesoro de sus bondades con plenísima seguridad de ser por Vos socorrido. Vos sois mi refugio, mi amparo, mi esperanza; por esto os digo y os diré en todos mis apuros y peligros:

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Cuando la enfermedad me aflija, o me oprima la tristeza, o la espina de la tribulación llague mi alma,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Cuando el mundo, el demonio y mis propias pasiones, coaligados para mi eterna perdición, me persigan con sus tentaciones y quieran hacerme perder el tesoro de la divina gracia,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

En la hora de mi muerte, en aquel momento espantoso del que depende mi eternidad, cuando se aumenten las angustias de mi alma y los ataques de mis enemigos,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Y cuando mi alma pecadora se presente ante el tribunal de Jesucristo para rendirle cuenta de toda su vida, venid Vos a defenderla y ampararla, y entonces, ahora y siempre,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Estas gracias espero alcanzar de Vos, oh Corazón amantísimo de mi Madre., a fin de que pueda veros y gozar de Dios en vuestra compañía por toda la eternidad en el cielo. Amén.

Oración del Día 7

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración de Introducción

Oh María, digna Madre de Dios y tierna Madre nuestra, que apareciendo en Fátima, nos habéis mostrado nuevamente en vuestro Corazón un asilo y refugio segurísimo, y en vuestro Rosario un arma victoriosa contra el enemigo de nuestras almas, dándonos también rica promesa de paz y vida eterna.

Con el corazón contrito y humillado por mis culpas, pero lleno de confianza en vuestras bondades, vengo a ofreceros esta Novena de alabanzas y peticiones.

Recordando, Señora benignísima, las palabras de Jesús en la Cruz, Ahí tienes a tu Madre, os digo con todo afecto: Madre, aquí tenéis a vuestro hijo.

Recibid mi corazón, y ya que es palabra vuestra, Quien me hallare, hallará la vida, dadme que amándoos con amor filial, halle y goce aquí la vida de la gracia y después la vida de la gloria. Amén.

Después de la meditación propia del día pídanse las gracias.

Para alcanzarlas, rezar cinco Avemarías al Inmaculado Corazón de María.

Oración Final

Oh Corazón de María, el más amable y compasivo de los corazones después del de Jesús, Trono de las misericordias divinas en favor de los miserables pecadores. Yo, reconociéndome sumamente necesitado, acudo a Vos en quien el Señor ha puesto el tesoro de sus bondades con plenísima seguridad de ser por Vos socorrido. Vos sois mi refugio, mi amparo, mi esperanza; por esto os digo y os diré en todos mis apuros y peligros:

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Cuando la enfermedad me aflija, o me oprima la tristeza, o la espina de la tribulación llague mi alma,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Cuando el mundo, el demonio y mis propias pasiones, coaligados para mi eterna perdición, me persigan con sus tentaciones y quieran hacerme perder el tesoro de la divina gracia,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

En la hora de mi muerte, en aquel momento espantoso del que depende mi eternidad, cuando se aumenten las angustias de mi alma y los ataques de mis enemigos,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Y cuando mi alma pecadora se presente ante el tribunal de Jesucristo para rendirle cuenta de toda su vida, venid Vos a defenderla y ampararla, y entonces, ahora y siempre,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Estas gracias espero alcanzar de Vos, oh Corazón amantísimo de mi Madre., a fin de que pueda veros y gozar de Dios en vuestra compañía por toda la eternidad en el cielo. Amén.

Oración del Día 8

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración de Introducción

Oh María, digna Madre de Dios y tierna Madre nuestra, que apareciendo en Fátima, nos habéis mostrado nuevamente en vuestro Corazón un asilo y refugio segurísimo, y en vuestro Rosario un arma victoriosa contra el enemigo de nuestras almas, dándonos también rica promesa de paz y vida eterna.

Con el corazón contrito y humillado por mis culpas, pero lleno de confianza en vuestras bondades, vengo a ofreceros esta Novena de alabanzas y peticiones.

Recordando, Señora benignísima, las palabras de Jesús en la Cruz, Ahí tienes a tu Madre, os digo con todo afecto: Madre, aquí tenéis a vuestro hijo.

Recibid mi corazón, y ya que es palabra vuestra, Quien me hallare, hallará la vida, dadme que amándoos con amor filial, halle y goce aquí la vida de la gracia y después la vida de la gloria. Amén.

Después de la meditación propia del día pídanse las gracias.

Para alcanzarlas, rezar cinco Avemarías al Inmaculado Corazón de María.

Oración Final

Oh Corazón de María, el más amable y compasivo de los corazones después del de Jesús, Trono de las misericordias divinas en favor de los miserables pecadores. Yo, reconociéndome sumamente necesitado, acudo a Vos en quien el Señor ha puesto el tesoro de sus bondades con plenísima seguridad de ser por Vos socorrido. Vos sois mi refugio, mi amparo, mi esperanza; por esto os digo y os diré en todos mis apuros y peligros:

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Cuando la enfermedad me aflija, o me oprima la tristeza, o la espina de la tribulación llague mi alma,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Cuando el mundo, el demonio y mis propias pasiones, coaligados para mi eterna perdición, me persigan con sus tentaciones y quieran hacerme perder el tesoro de la divina gracia,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

En la hora de mi muerte, en aquel momento espantoso del que depende mi eternidad, cuando se aumenten las angustias de mi alma y los ataques de mis enemigos,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Y cuando mi alma pecadora se presente ante el tribunal de Jesucristo para rendirle cuenta de toda su vida, venid Vos a defenderla y ampararla, y entonces, ahora y siempre,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Estas gracias espero alcanzar de Vos, oh Corazón amantísimo de mi Madre., a fin de que pueda veros y gozar de Dios en vuestra compañía por toda la eternidad en el cielo. Amén.

Oración del Día 9

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración de Introducción

Oh María, digna Madre de Dios y tierna Madre nuestra, que apareciendo en Fátima, nos habéis mostrado nuevamente en vuestro Corazón un asilo y refugio segurísimo, y en vuestro Rosario un arma victoriosa contra el enemigo de nuestras almas, dándonos también rica promesa de paz y vida eterna.

Con el corazón contrito y humillado por mis culpas, pero lleno de confianza en vuestras bondades, vengo a ofreceros esta Novena de alabanzas y peticiones.

Recordando, Señora benignísima, las palabras de Jesús en la Cruz, Ahí tienes a tu Madre, os digo con todo afecto: Madre, aquí tenéis a vuestro hijo.

Recibid mi corazón, y ya que es palabra vuestra, Quien me hallare, hallará la vida, dadme que amándoos con amor filial, halle y goce aquí la vida de la gracia y después la vida de la gloria. Amén.

Después de la meditación propia del día pídanse las gracias.

Para alcanzarlas, rezar cinco Avemarías al Inmaculado Corazón de María.

Oración Final

Oh Corazón de María, el más amable y compasivo de los corazones después del de Jesús, Trono de las misericordias divinas en favor de los miserables pecadores. Yo, reconociéndome sumamente necesitado, acudo a Vos en quien el Señor ha puesto el tesoro de sus bondades con plenísima seguridad de ser por Vos socorrido. Vos sois mi refugio, mi amparo, mi esperanza; por esto os digo y os diré en todos mis apuros y peligros:

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Cuando la enfermedad me aflija, o me oprima la tristeza, o la espina de la tribulación llague mi alma,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Cuando el mundo, el demonio y mis propias pasiones, coaligados para mi eterna perdición, me persigan con sus tentaciones y quieran hacerme perder el tesoro de la divina gracia,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

En la hora de mi muerte, en aquel momento espantoso del que depende mi eternidad, cuando se aumenten las angustias de mi alma y los ataques de mis enemigos,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Y cuando mi alma pecadora se presente ante el tribunal de Jesucristo para rendirle cuenta de toda su vida, venid Vos a defenderla y ampararla, y entonces, ahora y siempre,

Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía.

Estas gracias espero alcanzar de Vos, oh Corazón amantísimo de mi Madre., a fin de que pueda veros y gozar de Dios en vuestra compañía por toda la eternidad en el cielo. Amén.

Envíeme un Correo Electrónico Oraciones Contestadas

Send me your answered prayers from the Novena al Inmaculado Corazón de María

Updated: