Novena De Niño De Atocha

Hechos sobre Novena De Niño De Atocha
Comienza la novena: 16 de diciembre
Día festivo: 25 de diciembre

St John Henry Newman Doctor of the Church Novena

St. John Henry Newman

Novena: St John Henry Newman

Starts: Tuesday, September 30th

Intention: In Thanksgiving for him being named Doctor

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Novena De Niño De Atocha Image

Puedes orar lleno Novena De Niño De Atocha debajo.

Oración del Día 1

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración de Introducción

ACTO DE CONTRICIÓN

¡Oh hermosísimo Niño de Atocha! Perla candidísima de valor infinito, adorado Niño de mi corazón, fuente inagotable de maravillas, raudal de portentos, manantial de consuelos y Padre de toda piedad y misericordia. ¡Oh preciosísimo Niño de Atocha! A tus pies soberanos humildemente se postra este ingrato y vil pecador, quien desea a costa de sus lágrimas desagraviarte, suplicándote le perdones sus culpas interponiendo por intercesora a tu Santísima Madre, y bajo de esta seguridad llego conñado en que Tú eres el insondable piélago de bondad; a Ti, bien mío, a Ti suspira mi infeliz pobrecita alma, que avergonzada de estar ante tu divina presencia, te dice con veras de lo íntimo de su corazón que le pesa haberte ofendido; pero ¡idolatrado Niño de Atocha! por ser quien eres te pido me des la contrición que diste a Dimas, las lágrimas de Pedro, las dulces expresiones de Agustín, para así desagraviarte, como lo desea mi corazón: no, Niño, no cortes el hilo de mi fatal vida, dame tiempo para hacer penitencia y llorar mis culpas, como se lo concediste a María Magdalena, y juntamente te pido la resistencia de San Pedro de Alcántara para ser así grato a tus divinos ojos y poder por medio de la penitencia, limar y quitarte los grillos que tienes puestos, con los cuales estás en las manos de tu Santísima Madre. ¡Oh Niño de Atocha! ¡Oh Niño gallardo! ¡Oh Niño misericordioso!

Perdóname de haberte ofendido, pues yo propongo no ofenderte más: te lo pido por tu Santísima Madre Santa María de Atocha, por su pureza intacta, por aquella virginal leche que mamaste de sus purísimos pechos y por el dolor que tuvo cuando te circuncidaron. Amorosísimo Niño de Atocha, espero en Ti, confío en Ti y por Ti creo lograr mi salvación por medio de esta Novena que humildemente te presento y creo verdaderamente no salir desconsolado con lo que sabes necesito; espero que mis aflicciones, mis trabajos, mis necesidades, mis pobrezas, mis desconsuelos, me los volverás gozos dando a mis tribulaciones, alegría y a mis prisioneros libertad y pues eres mi Padre y todo mi bien, ampárame, socórreme, asísteme, defiéndeme, favoréceme y en la hora de la muerte, preséntate a mi vista con el lucido escuadrón de los Angeles, recibiendo mi alma en tus brazos para que descanse en Ti, y goce de las delicias celestiales en tu amable compañía por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN A SU SANTISIMA MADRE PARA TODOS LOS DÍAS

Inmaculada Madre de Dios, María Santísima de Atocha, agradable Sagrario del Espíritu Santo, Puerta del reino de los cielos y divina aurora por quien después de Dios vive toda criatura racional en la tierra, inclina a mí esos tus bellísimos ojos, ilumina esta pobrecita y ciega alma, mírala. Madre de misericordia, tan envejecida y apolillada con los apetitos de mis pasiones, compadécete. Señora, de su ruina para que alcance de tu Santísimo Hijo, la renueve, la limpie y la restituya a su gracia, concediéndome también lo que le pido en este día, y suplícale me dé luz en el alma para que conozca y vea yo mismo lo errado que he andado desviándome del redil y rebaño de su divina gracia y no permita vuelva a tropezar con los engaños y deleites del mundo, dándome fuerza para no caer nuevamente en la red del demonio, ni me deje perecer en los precipicios de la carne.

Sí, amorosísima Madre, cierto estoy que hasta ahora no ha habido uno de los que han implorado tu protección, que haya salido desamparado: con tal certeza, hoy me postro a implorar tu poderoso auxilio y espero que serás mi intercesora para con tu Santísimo Hijo y alcanzaremos todos los que juntos y congregados recurriésemos a implorar de tu divino Niño su amparo en las tribulaciones, logrando merced y gracia, cediendo benigno a nuestras peticiones, buen éxito en nuestras necesidades así espirituales como corporales; así lo esperamos del Santo Niño de Atocha tu querido Hijo, que si este favor que le pedimos nos conviene y es de su agrado, nos lo conceda siendo en honra y gloria suya; y si no, que se haga su santísima voluntad, dándonos una perfecta resignación en esta vida para servirle, llevando con paciencia nuestros trabajos y aflicciones, para lograr una buena muerte. Amén.

Aquí se rezan tres Padrenuestros y tres Avemarias con Gloria Patri, luego la Jaculatoria y la oración propia de cada día

(menciona tu petición aquí…)

Oración Final

ORACIÓN PARA OFRECER LAS NUEVE AVEMARÍAS A MARÍA SANTÍSIMA DE ATOCHA

Purísima Madre del Santísimo Niño de Atocha, Trono delicadísimo de la Majestad increada, fecundo lirio de los valles, Rosa celestial de Jericó, Relicario Purísimo de la Trinidad Santísima, Fuente clarísima donde estaban represadas las cristalinas aguas de la divina gracia. Paraíso deliciosísimo del Jardín supremo de la gloria. Panal fecundo de la más dulce y suave miel. Médico Soberano por quien después de Dios vive todo el orbe de la tierra.

Hija querida del Padre Eterno, en quien se regocija y llena de placer; amorosísima Esposa del Espíritu Santo y Aurora que alegras a todo el mundo, general Abogada y firmísima esperanza de los pecadores y bondadosa Madre mía. Yo te ofrezco estas nueve Avemarias, en memoria de aquellas nueve Jornadas que hiciste desde Nazaret aa Belén, donde te dignaste darnos a luz al verdadero Dios; por cuyo recuerdo espero de Ti que intercederás con tu Hijo el Santo Niño Jesús, que me conceda lo que le pido en esta devoción, espero que lo harás, piadosísima Madre mía, valiéndome de los méritos interpuestos, juntos con los de tu intercesión, pues bien sabes Tú la necesidad con que te lo pido y creo ciertamente alcanzar lo que pretendo y solicito dándome antes, o al concluir esta Novena, que le dedico a tu nombre, el deseado y feliz consuelo en mis trabajos y afanes.

Así lo espero, confiado en esto y por aquellas necesidades que al pie de la Cruz tuviste viéndole clavado en ella y más por aquellos sentimientos y dul ces expresiones con que le hablabas al Corazón cuando le tuviste en tus brazos en su descendimiento y así ternísima Madre mía, compadécete de mí y ruégale a tu querido Hijo, que por tod los méritos repetidos que le hago en cada día venga en mi amparo y me asista con su santísimo poder, pues Él es quien todo lo puede y de Él depende mi solicitud, para que después de concederme lo que le pido, me dé una feliz muerte, para pasar a gozarle en tu compañía y repetirle sin cesar himnos de alabanzas, junto con los coros Angélicos, que en su dichoso nacimiento le entonaron: Gloria a Dios en las Alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad, por los siglos. Amén.

ALABANZAS AL SACRATÍSIMO NIÑO DE ATOCHA, QUE SE VENERA EN EL SANTUARIO DE PLATEROS, CERCA DE FRESNILLO

Celebtre todo cristiano
A Jesús, Pastor divino,
Y con poderosa mano
Nos prestará todo auxilio.

Divino Jesús
Este tu dulce Nombre
Con tu eterna luz
Ilumina el orbe.

Niño prodigioso,
Venid de Plateros,
Y ampara piadoso
A estos tus hijuelos.

Venid compatriotas,
Venid forasteros.
Y al Niño de Atocha
Gracias tributemos.

Bienvenido seas,
Niño sempiterno;
Bienvenido seas,
A darnos consuelo.

Agraciado Niño,
Que gozoso estás
Mostrando cariño
A la cristiandad.

Con grillos estás,
Pero muy contento
Los dejas y vas
A hacer tus portentos.

El que triste se halla
Con tribulaciones,
Si a tu auxilio aclama
Pronto le socorres.

Médico divino,
Tierno relicario,
Sólo a verte, Niño,
Van a tu Santuario.

Cuantos impedidos
Entran de rodillas,
Son fieles testigos
De tus maravillas.

Los presos humildes
Te hacen petición,
Y luego son libres
De dura prisión.

¡Oh qué grande dicha
Gozáis Fresnilleros,
Con la gran reliquia
Que se halla en Plateros!

Permítenos Niño
De mi corazón,
Morir con tu auxilio
De la Extremaunción.

A los ignorantes
Los alumbras luego,
Y a los caminantes
Los libras del riesgo.

Adiós, Niño hermoso,
Adiós, mi querido
Niño milagroso,
De Ti me despido.

Tu dulce memoria
Nos lleve triunfando
A tu eterna gloria
Para estarte alabando.

Portentísimo Niño de Atocha, bien mío, hermosura sin igual de los cielos, encanto de los corazones, dulcísimo Creador mío, único dueño de mi alma, piadosísimo Jesús de mi vida, alegría incomparable de toda criatura. ¡Oh generosísimo Niño! ¿A quién sino a Ti, hemos de recurrir en las necesdades y tribulaciones que en esta vida padecemos?

¿A quién sino a Ti, divino Emmanuel? ¿A quién sino a Ti, amorosísimo niño? ¿A quién sino a Ti, que eres raudal de beneficios, a Ti, que eres, puerto seguro de confianza; a Ti, que eres Padre de misericordias y todo nuestro bien en esta vida? ¿A quién sino a Ti, que eres el inmenso, el infinito, el sólo Dios verdadero? Tú eres nuestro Padre, nuestro Redentor, nuestro Conservador y todo lo que somos. Adórente los Angeles; las criaturas todas te alaben en la tierra, las plantas, las flores y todo lo que tenga ser te engrandezca : las aves todas se regocijen al oír tu dulce advocación. Pacientísimo Niño, Tú sabes las necesidades que tengo, las aflicciones que me cercan, como que a tus divinos ojos nada es escondido.

A Ti, Poderosísimo Niño, presento mis quejas, mis trabajos y angustias, confiado en que me las aceptarás benigno, concediéndome lo que en esta petición te ruego, pues Tú eres el Árbol frondoso y al que se aloja a tu sombra llenas de felicidad: Tú eres el que conviertes los enojos de tu Padre en dulces misericordias: Tú eres el mediador entre tu Padre y los hombres: Tú nos prodigas a cada día, a cada hora, a cada instante, tantas bondades, tantos beneficios que no somos capaces de corresponder como debemos. Mas ahora, postrados delante de Ti, imploramos tu clemencia, como que Tú eres el Autor de miestra vida, a quien debemos todo nuestro ser; y así espero que como eres Todopoderoso y estás sentada en la Silla de la Sabiduría, en esa Silla de Potestad, te dignaste instituir el Sacramento de la penitencia, para que con él purifiquemos nuestras almas y volvamos a tu amistad y gracia.

Yo te ofrezco estas oraciones para que las presentes a tu Eterno Padre y por ellas logren descanso las benditas Animas del Purgatorio y nosotros todos los necesitados tengamos consuelo y merezcamos alcanzar de Ti, Niño de Atocha, lo que deseamos, dándonos juntamente una verdadera contrición y arrepentimiento de nuestras culpas, para llegar a verte en la gloria y así lo esperamos de tu piedad, siendo siempre en nuestro favor hasta la consumación de los siglos y en el día del juicio esperamos verte, para pasar en tu compañía a gozarte en la celestial mansión de la bienaventuranza. Amén.

Oración del Día 2

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración de Introducción

ACTO DE CONTRICIÓN

¡Oh hermosísimo Niño de Atocha! Perla candidísima de valor infinito, adorado Niño de mi corazón, fuente inagotable de maravillas, raudal de portentos, manantial de consuelos y Padre de toda piedad y misericordia. ¡Oh preciosísimo Niño de Atocha! A tus pies soberanos humildemente se postra este ingrato y vil pecador, quien desea a costa de sus lágrimas desagraviarte, suplicándote le perdones sus culpas interponiendo por intercesora a tu Santísima Madre, y bajo de esta seguridad llego conñado en que Tú eres el insondable piélago de bondad; a Ti, bien mío, a Ti suspira mi infeliz pobrecita alma, que avergonzada de estar ante tu divina presencia, te dice con veras de lo íntimo de su corazón que le pesa haberte ofendido; pero ¡idolatrado Niño de Atocha! por ser quien eres te pido me des la contrición que diste a Dimas, las lágrimas de Pedro, las dulces expresiones de Agustín, para así desagraviarte, como lo desea mi corazón: no, Niño, no cortes el hilo de mi fatal vida, dame tiempo para hacer penitencia y llorar mis culpas, como se lo concediste a María Magdalena, y juntamente te pido la resistencia de San Pedro de Alcántara para ser así grato a tus divinos ojos y poder por medio de la penitencia, limar y quitarte los grillos que tienes puestos, con los cuales estás en las manos de tu Santísima Madre. ¡Oh Niño de Atocha! ¡Oh Niño gallardo! ¡Oh Niño misericordioso!

Perdóname de haberte ofendido, pues yo propongo no ofenderte más: te lo pido por tu Santísima Madre Santa María de Atocha, por su pureza intacta, por aquella virginal leche que mamaste de sus purísimos pechos y por el dolor que tuvo cuando te circuncidaron. Amorosísimo Niño de Atocha, espero en Ti, confío en Ti y por Ti creo lograr mi salvación por medio de esta Novena que humildemente te presento y creo verdaderamente no salir desconsolado con lo que sabes necesito; espero que mis aflicciones, mis trabajos, mis necesidades, mis pobrezas, mis desconsuelos, me los volverás gozos dando a mis tribulaciones, alegría y a mis prisioneros libertad y pues eres mi Padre y todo mi bien, ampárame, socórreme, asísteme, defiéndeme, favoréceme y en la hora de la muerte, preséntate a mi vista con el lucido escuadrón de los Angeles, recibiendo mi alma en tus brazos para que descanse en Ti, y goce de las delicias celestiales en tu amable compañía por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN A SU SANTISIMA MADRE PARA TODOS LOS DÍAS

Inmaculada Madre de Dios, María Santísima de Atocha, agradable Sagrario del Espíritu Santo, Puerta del reino de los cielos y divina aurora por quien después de Dios vive toda criatura racional en la tierra, inclina a mí esos tus bellísimos ojos, ilumina esta pobrecita y ciega alma, mírala. Madre de misericordia, tan envejecida y apolillada con los apetitos de mis pasiones, compadécete. Señora, de su ruina para que alcance de tu Santísimo Hijo, la renueve, la limpie y la restituya a su gracia, concediéndome también lo que le pido en este día, y suplícale me dé luz en el alma para que conozca y vea yo mismo lo errado que he andado desviándome del redil y rebaño de su divina gracia y no permita vuelva a tropezar con los engaños y deleites del mundo, dándome fuerza para no caer nuevamente en la red del demonio, ni me deje perecer en los precipicios de la carne.

Sí, amorosísima Madre, cierto estoy que hasta ahora no ha habido uno de los que han implorado tu protección, que haya salido desamparado: con tal certeza, hoy me postro a implorar tu poderoso auxilio y espero que serás mi intercesora para con tu Santísimo Hijo y alcanzaremos todos los que juntos y congregados recurriésemos a implorar de tu divino Niño su amparo en las tribulaciones, logrando merced y gracia, cediendo benigno a nuestras peticiones, buen éxito en nuestras necesidades así espirituales como corporales; así lo esperamos del Santo Niño de Atocha tu querido Hijo, que si este favor que le pedimos nos conviene y es de su agrado, nos lo conceda siendo en honra y gloria suya; y si no, que se haga su santísima voluntad, dándonos una perfecta resignación en esta vida para servirle, llevando con paciencia nuestros trabajos y aflicciones, para lograr una buena muerte. Amén.

Aquí se rezan tres Padrenuestros y tres Avemarias con Gloria Patri, luego la Jaculatoria y la oración propia de cada día

(menciona tu petición aquí…)

Oración Final

ORACIÓN PARA OFRECER LAS NUEVE AVEMARÍAS A MARÍA SANTÍSIMA DE ATOCHA

Purísima Madre del Santísimo Niño de Atocha, Trono delicadísimo de la Majestad increada, fecundo lirio de los valles, Rosa celestial de Jericó, Relicario Purísimo de la Trinidad Santísima, Fuente clarísima donde estaban represadas las cristalinas aguas de la divina gracia. Paraíso deliciosísimo del Jardín supremo de la gloria. Panal fecundo de la más dulce y suave miel. Médico Soberano por quien después de Dios vive todo el orbe de la tierra.

Hija querida del Padre Eterno, en quien se regocija y llena de placer; amorosísima Esposa del Espíritu Santo y Aurora que alegras a todo el mundo, general Abogada y firmísima esperanza de los pecadores y bondadosa Madre mía. Yo te ofrezco estas nueve Avemarias, en memoria de aquellas nueve Jornadas que hiciste desde Nazaret aa Belén, donde te dignaste darnos a luz al verdadero Dios; por cuyo recuerdo espero de Ti que intercederás con tu Hijo el Santo Niño Jesús, que me conceda lo que le pido en esta devoción, espero que lo harás, piadosísima Madre mía, valiéndome de los méritos interpuestos, juntos con los de tu intercesión, pues bien sabes Tú la necesidad con que te lo pido y creo ciertamente alcanzar lo que pretendo y solicito dándome antes, o al concluir esta Novena, que le dedico a tu nombre, el deseado y feliz consuelo en mis trabajos y afanes.

Así lo espero, confiado en esto y por aquellas necesidades que al pie de la Cruz tuviste viéndole clavado en ella y más por aquellos sentimientos y dul ces expresiones con que le hablabas al Corazón cuando le tuviste en tus brazos en su descendimiento y así ternísima Madre mía, compadécete de mí y ruégale a tu querido Hijo, que por tod los méritos repetidos que le hago en cada día venga en mi amparo y me asista con su santísimo poder, pues Él es quien todo lo puede y de Él depende mi solicitud, para que después de concederme lo que le pido, me dé una feliz muerte, para pasar a gozarle en tu compañía y repetirle sin cesar himnos de alabanzas, junto con los coros Angélicos, que en su dichoso nacimiento le entonaron: Gloria a Dios en las Alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad, por los siglos. Amén.

ALABANZAS AL SACRATÍSIMO NIÑO DE ATOCHA, QUE SE VENERA EN EL SANTUARIO DE PLATEROS, CERCA DE FRESNILLO

Celebtre todo cristiano
A Jesús, Pastor divino,
Y con poderosa mano
Nos prestará todo auxilio.

Divino Jesús
Este tu dulce Nombre
Con tu eterna luz
Ilumina el orbe.

Niño prodigioso,
Venid de Plateros,
Y ampara piadoso
A estos tus hijuelos.

Venid compatriotas,
Venid forasteros.
Y al Niño de Atocha
Gracias tributemos.

Bienvenido seas,
Niño sempiterno;
Bienvenido seas,
A darnos consuelo.

Agraciado Niño,
Que gozoso estás
Mostrando cariño
A la cristiandad.

Con grillos estás,
Pero muy contento
Los dejas y vas
A hacer tus portentos.

El que triste se halla
Con tribulaciones,
Si a tu auxilio aclama
Pronto le socorres.

Médico divino,
Tierno relicario,
Sólo a verte, Niño,
Van a tu Santuario.

Cuantos impedidos
Entran de rodillas,
Son fieles testigos
De tus maravillas.

Los presos humildes
Te hacen petición,
Y luego son libres
De dura prisión.

¡Oh qué grande dicha
Gozáis Fresnilleros,
Con la gran reliquia
Que se halla en Plateros!

Permítenos Niño
De mi corazón,
Morir con tu auxilio
De la Extremaunción.

A los ignorantes
Los alumbras luego,
Y a los caminantes
Los libras del riesgo.

Adiós, Niño hermoso,
Adiós, mi querido
Niño milagroso,
De Ti me despido.

Tu dulce memoria
Nos lleve triunfando
A tu eterna gloria
Para estarte alabando.

Portentísimo Niño de Atocha, bien mío, hermosura sin igual de los cielos, encanto de los corazones, dulcísimo Creador mío, único dueño de mi alma, piadosísimo Jesús de mi vida, alegría incomparable de toda criatura. ¡Oh generosísimo Niño! ¿A quién sino a Ti, hemos de recurrir en las necesdades y tribulaciones que en esta vida padecemos?

¿A quién sino a Ti, divino Emmanuel? ¿A quién sino a Ti, amorosísimo niño? ¿A quién sino a Ti, que eres raudal de beneficios, a Ti, que eres, puerto seguro de confianza; a Ti, que eres Padre de misericordias y todo nuestro bien en esta vida? ¿A quién sino a Ti, que eres el inmenso, el infinito, el sólo Dios verdadero? Tú eres nuestro Padre, nuestro Redentor, nuestro Conservador y todo lo que somos. Adórente los Angeles; las criaturas todas te alaben en la tierra, las plantas, las flores y todo lo que tenga ser te engrandezca : las aves todas se regocijen al oír tu dulce advocación. Pacientísimo Niño, Tú sabes las necesidades que tengo, las aflicciones que me cercan, como que a tus divinos ojos nada es escondido.

A Ti, Poderosísimo Niño, presento mis quejas, mis trabajos y angustias, confiado en que me las aceptarás benigno, concediéndome lo que en esta petición te ruego, pues Tú eres el Árbol frondoso y al que se aloja a tu sombra llenas de felicidad: Tú eres el que conviertes los enojos de tu Padre en dulces misericordias: Tú eres el mediador entre tu Padre y los hombres: Tú nos prodigas a cada día, a cada hora, a cada instante, tantas bondades, tantos beneficios que no somos capaces de corresponder como debemos. Mas ahora, postrados delante de Ti, imploramos tu clemencia, como que Tú eres el Autor de miestra vida, a quien debemos todo nuestro ser; y así espero que como eres Todopoderoso y estás sentada en la Silla de la Sabiduría, en esa Silla de Potestad, te dignaste instituir el Sacramento de la penitencia, para que con él purifiquemos nuestras almas y volvamos a tu amistad y gracia.

Yo te ofrezco estas oraciones para que las presentes a tu Eterno Padre y por ellas logren descanso las benditas Animas del Purgatorio y nosotros todos los necesitados tengamos consuelo y merezcamos alcanzar de Ti, Niño de Atocha, lo que deseamos, dándonos juntamente una verdadera contrición y arrepentimiento de nuestras culpas, para llegar a verte en la gloria y así lo esperamos de tu piedad, siendo siempre en nuestro favor hasta la consumación de los siglos y en el día del juicio esperamos verte, para pasar en tu compañía a gozarte en la celestial mansión de la bienaventuranza. Amén.

Oración del Día 3

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración de Introducción

ACTO DE CONTRICIÓN

¡Oh hermosísimo Niño de Atocha! Perla candidísima de valor infinito, adorado Niño de mi corazón, fuente inagotable de maravillas, raudal de portentos, manantial de consuelos y Padre de toda piedad y misericordia. ¡Oh preciosísimo Niño de Atocha! A tus pies soberanos humildemente se postra este ingrato y vil pecador, quien desea a costa de sus lágrimas desagraviarte, suplicándote le perdones sus culpas interponiendo por intercesora a tu Santísima Madre, y bajo de esta seguridad llego conñado en que Tú eres el insondable piélago de bondad; a Ti, bien mío, a Ti suspira mi infeliz pobrecita alma, que avergonzada de estar ante tu divina presencia, te dice con veras de lo íntimo de su corazón que le pesa haberte ofendido; pero ¡idolatrado Niño de Atocha! por ser quien eres te pido me des la contrición que diste a Dimas, las lágrimas de Pedro, las dulces expresiones de Agustín, para así desagraviarte, como lo desea mi corazón: no, Niño, no cortes el hilo de mi fatal vida, dame tiempo para hacer penitencia y llorar mis culpas, como se lo concediste a María Magdalena, y juntamente te pido la resistencia de San Pedro de Alcántara para ser así grato a tus divinos ojos y poder por medio de la penitencia, limar y quitarte los grillos que tienes puestos, con los cuales estás en las manos de tu Santísima Madre. ¡Oh Niño de Atocha! ¡Oh Niño gallardo! ¡Oh Niño misericordioso!

Perdóname de haberte ofendido, pues yo propongo no ofenderte más: te lo pido por tu Santísima Madre Santa María de Atocha, por su pureza intacta, por aquella virginal leche que mamaste de sus purísimos pechos y por el dolor que tuvo cuando te circuncidaron. Amorosísimo Niño de Atocha, espero en Ti, confío en Ti y por Ti creo lograr mi salvación por medio de esta Novena que humildemente te presento y creo verdaderamente no salir desconsolado con lo que sabes necesito; espero que mis aflicciones, mis trabajos, mis necesidades, mis pobrezas, mis desconsuelos, me los volverás gozos dando a mis tribulaciones, alegría y a mis prisioneros libertad y pues eres mi Padre y todo mi bien, ampárame, socórreme, asísteme, defiéndeme, favoréceme y en la hora de la muerte, preséntate a mi vista con el lucido escuadrón de los Angeles, recibiendo mi alma en tus brazos para que descanse en Ti, y goce de las delicias celestiales en tu amable compañía por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN A SU SANTISIMA MADRE PARA TODOS LOS DÍAS

Inmaculada Madre de Dios, María Santísima de Atocha, agradable Sagrario del Espíritu Santo, Puerta del reino de los cielos y divina aurora por quien después de Dios vive toda criatura racional en la tierra, inclina a mí esos tus bellísimos ojos, ilumina esta pobrecita y ciega alma, mírala. Madre de misericordia, tan envejecida y apolillada con los apetitos de mis pasiones, compadécete. Señora, de su ruina para que alcance de tu Santísimo Hijo, la renueve, la limpie y la restituya a su gracia, concediéndome también lo que le pido en este día, y suplícale me dé luz en el alma para que conozca y vea yo mismo lo errado que he andado desviándome del redil y rebaño de su divina gracia y no permita vuelva a tropezar con los engaños y deleites del mundo, dándome fuerza para no caer nuevamente en la red del demonio, ni me deje perecer en los precipicios de la carne.

Sí, amorosísima Madre, cierto estoy que hasta ahora no ha habido uno de los que han implorado tu protección, que haya salido desamparado: con tal certeza, hoy me postro a implorar tu poderoso auxilio y espero que serás mi intercesora para con tu Santísimo Hijo y alcanzaremos todos los que juntos y congregados recurriésemos a implorar de tu divino Niño su amparo en las tribulaciones, logrando merced y gracia, cediendo benigno a nuestras peticiones, buen éxito en nuestras necesidades así espirituales como corporales; así lo esperamos del Santo Niño de Atocha tu querido Hijo, que si este favor que le pedimos nos conviene y es de su agrado, nos lo conceda siendo en honra y gloria suya; y si no, que se haga su santísima voluntad, dándonos una perfecta resignación en esta vida para servirle, llevando con paciencia nuestros trabajos y aflicciones, para lograr una buena muerte. Amén.

Aquí se rezan tres Padrenuestros y tres Avemarias con Gloria Patri, luego la Jaculatoria y la oración propia de cada día

(menciona tu petición aquí…)

Oración Final

ORACIÓN PARA OFRECER LAS NUEVE AVEMARÍAS A MARÍA SANTÍSIMA DE ATOCHA

Purísima Madre del Santísimo Niño de Atocha, Trono delicadísimo de la Majestad increada, fecundo lirio de los valles, Rosa celestial de Jericó, Relicario Purísimo de la Trinidad Santísima, Fuente clarísima donde estaban represadas las cristalinas aguas de la divina gracia. Paraíso deliciosísimo del Jardín supremo de la gloria. Panal fecundo de la más dulce y suave miel. Médico Soberano por quien después de Dios vive todo el orbe de la tierra.

Hija querida del Padre Eterno, en quien se regocija y llena de placer; amorosísima Esposa del Espíritu Santo y Aurora que alegras a todo el mundo, general Abogada y firmísima esperanza de los pecadores y bondadosa Madre mía. Yo te ofrezco estas nueve Avemarias, en memoria de aquellas nueve Jornadas que hiciste desde Nazaret aa Belén, donde te dignaste darnos a luz al verdadero Dios; por cuyo recuerdo espero de Ti que intercederás con tu Hijo el Santo Niño Jesús, que me conceda lo que le pido en esta devoción, espero que lo harás, piadosísima Madre mía, valiéndome de los méritos interpuestos, juntos con los de tu intercesión, pues bien sabes Tú la necesidad con que te lo pido y creo ciertamente alcanzar lo que pretendo y solicito dándome antes, o al concluir esta Novena, que le dedico a tu nombre, el deseado y feliz consuelo en mis trabajos y afanes.

Así lo espero, confiado en esto y por aquellas necesidades que al pie de la Cruz tuviste viéndole clavado en ella y más por aquellos sentimientos y dul ces expresiones con que le hablabas al Corazón cuando le tuviste en tus brazos en su descendimiento y así ternísima Madre mía, compadécete de mí y ruégale a tu querido Hijo, que por tod los méritos repetidos que le hago en cada día venga en mi amparo y me asista con su santísimo poder, pues Él es quien todo lo puede y de Él depende mi solicitud, para que después de concederme lo que le pido, me dé una feliz muerte, para pasar a gozarle en tu compañía y repetirle sin cesar himnos de alabanzas, junto con los coros Angélicos, que en su dichoso nacimiento le entonaron: Gloria a Dios en las Alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad, por los siglos. Amén.

ALABANZAS AL SACRATÍSIMO NIÑO DE ATOCHA, QUE SE VENERA EN EL SANTUARIO DE PLATEROS, CERCA DE FRESNILLO

Celebtre todo cristiano
A Jesús, Pastor divino,
Y con poderosa mano
Nos prestará todo auxilio.

Divino Jesús
Este tu dulce Nombre
Con tu eterna luz
Ilumina el orbe.

Niño prodigioso,
Venid de Plateros,
Y ampara piadoso
A estos tus hijuelos.

Venid compatriotas,
Venid forasteros.
Y al Niño de Atocha
Gracias tributemos.

Bienvenido seas,
Niño sempiterno;
Bienvenido seas,
A darnos consuelo.

Agraciado Niño,
Que gozoso estás
Mostrando cariño
A la cristiandad.

Con grillos estás,
Pero muy contento
Los dejas y vas
A hacer tus portentos.

El que triste se halla
Con tribulaciones,
Si a tu auxilio aclama
Pronto le socorres.

Médico divino,
Tierno relicario,
Sólo a verte, Niño,
Van a tu Santuario.

Cuantos impedidos
Entran de rodillas,
Son fieles testigos
De tus maravillas.

Los presos humildes
Te hacen petición,
Y luego son libres
De dura prisión.

¡Oh qué grande dicha
Gozáis Fresnilleros,
Con la gran reliquia
Que se halla en Plateros!

Permítenos Niño
De mi corazón,
Morir con tu auxilio
De la Extremaunción.

A los ignorantes
Los alumbras luego,
Y a los caminantes
Los libras del riesgo.

Adiós, Niño hermoso,
Adiós, mi querido
Niño milagroso,
De Ti me despido.

Tu dulce memoria
Nos lleve triunfando
A tu eterna gloria
Para estarte alabando.

Portentísimo Niño de Atocha, bien mío, hermosura sin igual de los cielos, encanto de los corazones, dulcísimo Creador mío, único dueño de mi alma, piadosísimo Jesús de mi vida, alegría incomparable de toda criatura. ¡Oh generosísimo Niño! ¿A quién sino a Ti, hemos de recurrir en las necesdades y tribulaciones que en esta vida padecemos?

¿A quién sino a Ti, divino Emmanuel? ¿A quién sino a Ti, amorosísimo niño? ¿A quién sino a Ti, que eres raudal de beneficios, a Ti, que eres, puerto seguro de confianza; a Ti, que eres Padre de misericordias y todo nuestro bien en esta vida? ¿A quién sino a Ti, que eres el inmenso, el infinito, el sólo Dios verdadero? Tú eres nuestro Padre, nuestro Redentor, nuestro Conservador y todo lo que somos. Adórente los Angeles; las criaturas todas te alaben en la tierra, las plantas, las flores y todo lo que tenga ser te engrandezca : las aves todas se regocijen al oír tu dulce advocación. Pacientísimo Niño, Tú sabes las necesidades que tengo, las aflicciones que me cercan, como que a tus divinos ojos nada es escondido.

A Ti, Poderosísimo Niño, presento mis quejas, mis trabajos y angustias, confiado en que me las aceptarás benigno, concediéndome lo que en esta petición te ruego, pues Tú eres el Árbol frondoso y al que se aloja a tu sombra llenas de felicidad: Tú eres el que conviertes los enojos de tu Padre en dulces misericordias: Tú eres el mediador entre tu Padre y los hombres: Tú nos prodigas a cada día, a cada hora, a cada instante, tantas bondades, tantos beneficios que no somos capaces de corresponder como debemos. Mas ahora, postrados delante de Ti, imploramos tu clemencia, como que Tú eres el Autor de miestra vida, a quien debemos todo nuestro ser; y así espero que como eres Todopoderoso y estás sentada en la Silla de la Sabiduría, en esa Silla de Potestad, te dignaste instituir el Sacramento de la penitencia, para que con él purifiquemos nuestras almas y volvamos a tu amistad y gracia.

Yo te ofrezco estas oraciones para que las presentes a tu Eterno Padre y por ellas logren descanso las benditas Animas del Purgatorio y nosotros todos los necesitados tengamos consuelo y merezcamos alcanzar de Ti, Niño de Atocha, lo que deseamos, dándonos juntamente una verdadera contrición y arrepentimiento de nuestras culpas, para llegar a verte en la gloria y así lo esperamos de tu piedad, siendo siempre en nuestro favor hasta la consumación de los siglos y en el día del juicio esperamos verte, para pasar en tu compañía a gozarte en la celestial mansión de la bienaventuranza. Amén.

Oración del Día 4

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración de Introducción

ACTO DE CONTRICIÓN

¡Oh hermosísimo Niño de Atocha! Perla candidísima de valor infinito, adorado Niño de mi corazón, fuente inagotable de maravillas, raudal de portentos, manantial de consuelos y Padre de toda piedad y misericordia. ¡Oh preciosísimo Niño de Atocha! A tus pies soberanos humildemente se postra este ingrato y vil pecador, quien desea a costa de sus lágrimas desagraviarte, suplicándote le perdones sus culpas interponiendo por intercesora a tu Santísima Madre, y bajo de esta seguridad llego conñado en que Tú eres el insondable piélago de bondad; a Ti, bien mío, a Ti suspira mi infeliz pobrecita alma, que avergonzada de estar ante tu divina presencia, te dice con veras de lo íntimo de su corazón que le pesa haberte ofendido; pero ¡idolatrado Niño de Atocha! por ser quien eres te pido me des la contrición que diste a Dimas, las lágrimas de Pedro, las dulces expresiones de Agustín, para así desagraviarte, como lo desea mi corazón: no, Niño, no cortes el hilo de mi fatal vida, dame tiempo para hacer penitencia y llorar mis culpas, como se lo concediste a María Magdalena, y juntamente te pido la resistencia de San Pedro de Alcántara para ser así grato a tus divinos ojos y poder por medio de la penitencia, limar y quitarte los grillos que tienes puestos, con los cuales estás en las manos de tu Santísima Madre. ¡Oh Niño de Atocha! ¡Oh Niño gallardo! ¡Oh Niño misericordioso!

Perdóname de haberte ofendido, pues yo propongo no ofenderte más: te lo pido por tu Santísima Madre Santa María de Atocha, por su pureza intacta, por aquella virginal leche que mamaste de sus purísimos pechos y por el dolor que tuvo cuando te circuncidaron. Amorosísimo Niño de Atocha, espero en Ti, confío en Ti y por Ti creo lograr mi salvación por medio de esta Novena que humildemente te presento y creo verdaderamente no salir desconsolado con lo que sabes necesito; espero que mis aflicciones, mis trabajos, mis necesidades, mis pobrezas, mis desconsuelos, me los volverás gozos dando a mis tribulaciones, alegría y a mis prisioneros libertad y pues eres mi Padre y todo mi bien, ampárame, socórreme, asísteme, defiéndeme, favoréceme y en la hora de la muerte, preséntate a mi vista con el lucido escuadrón de los Angeles, recibiendo mi alma en tus brazos para que descanse en Ti, y goce de las delicias celestiales en tu amable compañía por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN A SU SANTISIMA MADRE PARA TODOS LOS DÍAS

Inmaculada Madre de Dios, María Santísima de Atocha, agradable Sagrario del Espíritu Santo, Puerta del reino de los cielos y divina aurora por quien después de Dios vive toda criatura racional en la tierra, inclina a mí esos tus bellísimos ojos, ilumina esta pobrecita y ciega alma, mírala. Madre de misericordia, tan envejecida y apolillada con los apetitos de mis pasiones, compadécete. Señora, de su ruina para que alcance de tu Santísimo Hijo, la renueve, la limpie y la restituya a su gracia, concediéndome también lo que le pido en este día, y suplícale me dé luz en el alma para que conozca y vea yo mismo lo errado que he andado desviándome del redil y rebaño de su divina gracia y no permita vuelva a tropezar con los engaños y deleites del mundo, dándome fuerza para no caer nuevamente en la red del demonio, ni me deje perecer en los precipicios de la carne.

Sí, amorosísima Madre, cierto estoy que hasta ahora no ha habido uno de los que han implorado tu protección, que haya salido desamparado: con tal certeza, hoy me postro a implorar tu poderoso auxilio y espero que serás mi intercesora para con tu Santísimo Hijo y alcanzaremos todos los que juntos y congregados recurriésemos a implorar de tu divino Niño su amparo en las tribulaciones, logrando merced y gracia, cediendo benigno a nuestras peticiones, buen éxito en nuestras necesidades así espirituales como corporales; así lo esperamos del Santo Niño de Atocha tu querido Hijo, que si este favor que le pedimos nos conviene y es de su agrado, nos lo conceda siendo en honra y gloria suya; y si no, que se haga su santísima voluntad, dándonos una perfecta resignación en esta vida para servirle, llevando con paciencia nuestros trabajos y aflicciones, para lograr una buena muerte. Amén.

Aquí se rezan tres Padrenuestros y tres Avemarias con Gloria Patri, luego la Jaculatoria y la oración propia de cada día

(menciona tu petición aquí…)

Oración Final

ORACIÓN PARA OFRECER LAS NUEVE AVEMARÍAS A MARÍA SANTÍSIMA DE ATOCHA

Purísima Madre del Santísimo Niño de Atocha, Trono delicadísimo de la Majestad increada, fecundo lirio de los valles, Rosa celestial de Jericó, Relicario Purísimo de la Trinidad Santísima, Fuente clarísima donde estaban represadas las cristalinas aguas de la divina gracia. Paraíso deliciosísimo del Jardín supremo de la gloria. Panal fecundo de la más dulce y suave miel. Médico Soberano por quien después de Dios vive todo el orbe de la tierra.

Hija querida del Padre Eterno, en quien se regocija y llena de placer; amorosísima Esposa del Espíritu Santo y Aurora que alegras a todo el mundo, general Abogada y firmísima esperanza de los pecadores y bondadosa Madre mía. Yo te ofrezco estas nueve Avemarias, en memoria de aquellas nueve Jornadas que hiciste desde Nazaret aa Belén, donde te dignaste darnos a luz al verdadero Dios; por cuyo recuerdo espero de Ti que intercederás con tu Hijo el Santo Niño Jesús, que me conceda lo que le pido en esta devoción, espero que lo harás, piadosísima Madre mía, valiéndome de los méritos interpuestos, juntos con los de tu intercesión, pues bien sabes Tú la necesidad con que te lo pido y creo ciertamente alcanzar lo que pretendo y solicito dándome antes, o al concluir esta Novena, que le dedico a tu nombre, el deseado y feliz consuelo en mis trabajos y afanes.

Así lo espero, confiado en esto y por aquellas necesidades que al pie de la Cruz tuviste viéndole clavado en ella y más por aquellos sentimientos y dul ces expresiones con que le hablabas al Corazón cuando le tuviste en tus brazos en su descendimiento y así ternísima Madre mía, compadécete de mí y ruégale a tu querido Hijo, que por tod los méritos repetidos que le hago en cada día venga en mi amparo y me asista con su santísimo poder, pues Él es quien todo lo puede y de Él depende mi solicitud, para que después de concederme lo que le pido, me dé una feliz muerte, para pasar a gozarle en tu compañía y repetirle sin cesar himnos de alabanzas, junto con los coros Angélicos, que en su dichoso nacimiento le entonaron: Gloria a Dios en las Alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad, por los siglos. Amén.

ALABANZAS AL SACRATÍSIMO NIÑO DE ATOCHA, QUE SE VENERA EN EL SANTUARIO DE PLATEROS, CERCA DE FRESNILLO

Celebtre todo cristiano
A Jesús, Pastor divino,
Y con poderosa mano
Nos prestará todo auxilio.

Divino Jesús
Este tu dulce Nombre
Con tu eterna luz
Ilumina el orbe.

Niño prodigioso,
Venid de Plateros,
Y ampara piadoso
A estos tus hijuelos.

Venid compatriotas,
Venid forasteros.
Y al Niño de Atocha
Gracias tributemos.

Bienvenido seas,
Niño sempiterno;
Bienvenido seas,
A darnos consuelo.

Agraciado Niño,
Que gozoso estás
Mostrando cariño
A la cristiandad.

Con grillos estás,
Pero muy contento
Los dejas y vas
A hacer tus portentos.

El que triste se halla
Con tribulaciones,
Si a tu auxilio aclama
Pronto le socorres.

Médico divino,
Tierno relicario,
Sólo a verte, Niño,
Van a tu Santuario.

Cuantos impedidos
Entran de rodillas,
Son fieles testigos
De tus maravillas.

Los presos humildes
Te hacen petición,
Y luego son libres
De dura prisión.

¡Oh qué grande dicha
Gozáis Fresnilleros,
Con la gran reliquia
Que se halla en Plateros!

Permítenos Niño
De mi corazón,
Morir con tu auxilio
De la Extremaunción.

A los ignorantes
Los alumbras luego,
Y a los caminantes
Los libras del riesgo.

Adiós, Niño hermoso,
Adiós, mi querido
Niño milagroso,
De Ti me despido.

Tu dulce memoria
Nos lleve triunfando
A tu eterna gloria
Para estarte alabando.

Portentísimo Niño de Atocha, bien mío, hermosura sin igual de los cielos, encanto de los corazones, dulcísimo Creador mío, único dueño de mi alma, piadosísimo Jesús de mi vida, alegría incomparable de toda criatura. ¡Oh generosísimo Niño! ¿A quién sino a Ti, hemos de recurrir en las necesdades y tribulaciones que en esta vida padecemos?

¿A quién sino a Ti, divino Emmanuel? ¿A quién sino a Ti, amorosísimo niño? ¿A quién sino a Ti, que eres raudal de beneficios, a Ti, que eres, puerto seguro de confianza; a Ti, que eres Padre de misericordias y todo nuestro bien en esta vida? ¿A quién sino a Ti, que eres el inmenso, el infinito, el sólo Dios verdadero? Tú eres nuestro Padre, nuestro Redentor, nuestro Conservador y todo lo que somos. Adórente los Angeles; las criaturas todas te alaben en la tierra, las plantas, las flores y todo lo que tenga ser te engrandezca : las aves todas se regocijen al oír tu dulce advocación. Pacientísimo Niño, Tú sabes las necesidades que tengo, las aflicciones que me cercan, como que a tus divinos ojos nada es escondido.

A Ti, Poderosísimo Niño, presento mis quejas, mis trabajos y angustias, confiado en que me las aceptarás benigno, concediéndome lo que en esta petición te ruego, pues Tú eres el Árbol frondoso y al que se aloja a tu sombra llenas de felicidad: Tú eres el que conviertes los enojos de tu Padre en dulces misericordias: Tú eres el mediador entre tu Padre y los hombres: Tú nos prodigas a cada día, a cada hora, a cada instante, tantas bondades, tantos beneficios que no somos capaces de corresponder como debemos. Mas ahora, postrados delante de Ti, imploramos tu clemencia, como que Tú eres el Autor de miestra vida, a quien debemos todo nuestro ser; y así espero que como eres Todopoderoso y estás sentada en la Silla de la Sabiduría, en esa Silla de Potestad, te dignaste instituir el Sacramento de la penitencia, para que con él purifiquemos nuestras almas y volvamos a tu amistad y gracia.

Yo te ofrezco estas oraciones para que las presentes a tu Eterno Padre y por ellas logren descanso las benditas Animas del Purgatorio y nosotros todos los necesitados tengamos consuelo y merezcamos alcanzar de Ti, Niño de Atocha, lo que deseamos, dándonos juntamente una verdadera contrición y arrepentimiento de nuestras culpas, para llegar a verte en la gloria y así lo esperamos de tu piedad, siendo siempre en nuestro favor hasta la consumación de los siglos y en el día del juicio esperamos verte, para pasar en tu compañía a gozarte en la celestial mansión de la bienaventuranza. Amén.

Oración del Día 5

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración de Introducción

ACTO DE CONTRICIÓN

¡Oh hermosísimo Niño de Atocha! Perla candidísima de valor infinito, adorado Niño de mi corazón, fuente inagotable de maravillas, raudal de portentos, manantial de consuelos y Padre de toda piedad y misericordia. ¡Oh preciosísimo Niño de Atocha! A tus pies soberanos humildemente se postra este ingrato y vil pecador, quien desea a costa de sus lágrimas desagraviarte, suplicándote le perdones sus culpas interponiendo por intercesora a tu Santísima Madre, y bajo de esta seguridad llego conñado en que Tú eres el insondable piélago de bondad; a Ti, bien mío, a Ti suspira mi infeliz pobrecita alma, que avergonzada de estar ante tu divina presencia, te dice con veras de lo íntimo de su corazón que le pesa haberte ofendido; pero ¡idolatrado Niño de Atocha! por ser quien eres te pido me des la contrición que diste a Dimas, las lágrimas de Pedro, las dulces expresiones de Agustín, para así desagraviarte, como lo desea mi corazón: no, Niño, no cortes el hilo de mi fatal vida, dame tiempo para hacer penitencia y llorar mis culpas, como se lo concediste a María Magdalena, y juntamente te pido la resistencia de San Pedro de Alcántara para ser así grato a tus divinos ojos y poder por medio de la penitencia, limar y quitarte los grillos que tienes puestos, con los cuales estás en las manos de tu Santísima Madre. ¡Oh Niño de Atocha! ¡Oh Niño gallardo! ¡Oh Niño misericordioso!

Perdóname de haberte ofendido, pues yo propongo no ofenderte más: te lo pido por tu Santísima Madre Santa María de Atocha, por su pureza intacta, por aquella virginal leche que mamaste de sus purísimos pechos y por el dolor que tuvo cuando te circuncidaron. Amorosísimo Niño de Atocha, espero en Ti, confío en Ti y por Ti creo lograr mi salvación por medio de esta Novena que humildemente te presento y creo verdaderamente no salir desconsolado con lo que sabes necesito; espero que mis aflicciones, mis trabajos, mis necesidades, mis pobrezas, mis desconsuelos, me los volverás gozos dando a mis tribulaciones, alegría y a mis prisioneros libertad y pues eres mi Padre y todo mi bien, ampárame, socórreme, asísteme, defiéndeme, favoréceme y en la hora de la muerte, preséntate a mi vista con el lucido escuadrón de los Angeles, recibiendo mi alma en tus brazos para que descanse en Ti, y goce de las delicias celestiales en tu amable compañía por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN A SU SANTISIMA MADRE PARA TODOS LOS DÍAS

Inmaculada Madre de Dios, María Santísima de Atocha, agradable Sagrario del Espíritu Santo, Puerta del reino de los cielos y divina aurora por quien después de Dios vive toda criatura racional en la tierra, inclina a mí esos tus bellísimos ojos, ilumina esta pobrecita y ciega alma, mírala. Madre de misericordia, tan envejecida y apolillada con los apetitos de mis pasiones, compadécete. Señora, de su ruina para que alcance de tu Santísimo Hijo, la renueve, la limpie y la restituya a su gracia, concediéndome también lo que le pido en este día, y suplícale me dé luz en el alma para que conozca y vea yo mismo lo errado que he andado desviándome del redil y rebaño de su divina gracia y no permita vuelva a tropezar con los engaños y deleites del mundo, dándome fuerza para no caer nuevamente en la red del demonio, ni me deje perecer en los precipicios de la carne.

Sí, amorosísima Madre, cierto estoy que hasta ahora no ha habido uno de los que han implorado tu protección, que haya salido desamparado: con tal certeza, hoy me postro a implorar tu poderoso auxilio y espero que serás mi intercesora para con tu Santísimo Hijo y alcanzaremos todos los que juntos y congregados recurriésemos a implorar de tu divino Niño su amparo en las tribulaciones, logrando merced y gracia, cediendo benigno a nuestras peticiones, buen éxito en nuestras necesidades así espirituales como corporales; así lo esperamos del Santo Niño de Atocha tu querido Hijo, que si este favor que le pedimos nos conviene y es de su agrado, nos lo conceda siendo en honra y gloria suya; y si no, que se haga su santísima voluntad, dándonos una perfecta resignación en esta vida para servirle, llevando con paciencia nuestros trabajos y aflicciones, para lograr una buena muerte. Amén.

Aquí se rezan tres Padrenuestros y tres Avemarias con Gloria Patri, luego la Jaculatoria y la oración propia de cada día

(menciona tu petición aquí…)

Oración Final

ORACIÓN PARA OFRECER LAS NUEVE AVEMARÍAS A MARÍA SANTÍSIMA DE ATOCHA

Purísima Madre del Santísimo Niño de Atocha, Trono delicadísimo de la Majestad increada, fecundo lirio de los valles, Rosa celestial de Jericó, Relicario Purísimo de la Trinidad Santísima, Fuente clarísima donde estaban represadas las cristalinas aguas de la divina gracia. Paraíso deliciosísimo del Jardín supremo de la gloria. Panal fecundo de la más dulce y suave miel. Médico Soberano por quien después de Dios vive todo el orbe de la tierra.

Hija querida del Padre Eterno, en quien se regocija y llena de placer; amorosísima Esposa del Espíritu Santo y Aurora que alegras a todo el mundo, general Abogada y firmísima esperanza de los pecadores y bondadosa Madre mía. Yo te ofrezco estas nueve Avemarias, en memoria de aquellas nueve Jornadas que hiciste desde Nazaret aa Belén, donde te dignaste darnos a luz al verdadero Dios; por cuyo recuerdo espero de Ti que intercederás con tu Hijo el Santo Niño Jesús, que me conceda lo que le pido en esta devoción, espero que lo harás, piadosísima Madre mía, valiéndome de los méritos interpuestos, juntos con los de tu intercesión, pues bien sabes Tú la necesidad con que te lo pido y creo ciertamente alcanzar lo que pretendo y solicito dándome antes, o al concluir esta Novena, que le dedico a tu nombre, el deseado y feliz consuelo en mis trabajos y afanes.

Así lo espero, confiado en esto y por aquellas necesidades que al pie de la Cruz tuviste viéndole clavado en ella y más por aquellos sentimientos y dul ces expresiones con que le hablabas al Corazón cuando le tuviste en tus brazos en su descendimiento y así ternísima Madre mía, compadécete de mí y ruégale a tu querido Hijo, que por tod los méritos repetidos que le hago en cada día venga en mi amparo y me asista con su santísimo poder, pues Él es quien todo lo puede y de Él depende mi solicitud, para que después de concederme lo que le pido, me dé una feliz muerte, para pasar a gozarle en tu compañía y repetirle sin cesar himnos de alabanzas, junto con los coros Angélicos, que en su dichoso nacimiento le entonaron: Gloria a Dios en las Alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad, por los siglos. Amén.

ALABANZAS AL SACRATÍSIMO NIÑO DE ATOCHA, QUE SE VENERA EN EL SANTUARIO DE PLATEROS, CERCA DE FRESNILLO

Celebtre todo cristiano
A Jesús, Pastor divino,
Y con poderosa mano
Nos prestará todo auxilio.

Divino Jesús
Este tu dulce Nombre
Con tu eterna luz
Ilumina el orbe.

Niño prodigioso,
Venid de Plateros,
Y ampara piadoso
A estos tus hijuelos.

Venid compatriotas,
Venid forasteros.
Y al Niño de Atocha
Gracias tributemos.

Bienvenido seas,
Niño sempiterno;
Bienvenido seas,
A darnos consuelo.

Agraciado Niño,
Que gozoso estás
Mostrando cariño
A la cristiandad.

Con grillos estás,
Pero muy contento
Los dejas y vas
A hacer tus portentos.

El que triste se halla
Con tribulaciones,
Si a tu auxilio aclama
Pronto le socorres.

Médico divino,
Tierno relicario,
Sólo a verte, Niño,
Van a tu Santuario.

Cuantos impedidos
Entran de rodillas,
Son fieles testigos
De tus maravillas.

Los presos humildes
Te hacen petición,
Y luego son libres
De dura prisión.

¡Oh qué grande dicha
Gozáis Fresnilleros,
Con la gran reliquia
Que se halla en Plateros!

Permítenos Niño
De mi corazón,
Morir con tu auxilio
De la Extremaunción.

A los ignorantes
Los alumbras luego,
Y a los caminantes
Los libras del riesgo.

Adiós, Niño hermoso,
Adiós, mi querido
Niño milagroso,
De Ti me despido.

Tu dulce memoria
Nos lleve triunfando
A tu eterna gloria
Para estarte alabando.

Portentísimo Niño de Atocha, bien mío, hermosura sin igual de los cielos, encanto de los corazones, dulcísimo Creador mío, único dueño de mi alma, piadosísimo Jesús de mi vida, alegría incomparable de toda criatura. ¡Oh generosísimo Niño! ¿A quién sino a Ti, hemos de recurrir en las necesdades y tribulaciones que en esta vida padecemos?

¿A quién sino a Ti, divino Emmanuel? ¿A quién sino a Ti, amorosísimo niño? ¿A quién sino a Ti, que eres raudal de beneficios, a Ti, que eres, puerto seguro de confianza; a Ti, que eres Padre de misericordias y todo nuestro bien en esta vida? ¿A quién sino a Ti, que eres el inmenso, el infinito, el sólo Dios verdadero? Tú eres nuestro Padre, nuestro Redentor, nuestro Conservador y todo lo que somos. Adórente los Angeles; las criaturas todas te alaben en la tierra, las plantas, las flores y todo lo que tenga ser te engrandezca : las aves todas se regocijen al oír tu dulce advocación. Pacientísimo Niño, Tú sabes las necesidades que tengo, las aflicciones que me cercan, como que a tus divinos ojos nada es escondido.

A Ti, Poderosísimo Niño, presento mis quejas, mis trabajos y angustias, confiado en que me las aceptarás benigno, concediéndome lo que en esta petición te ruego, pues Tú eres el Árbol frondoso y al que se aloja a tu sombra llenas de felicidad: Tú eres el que conviertes los enojos de tu Padre en dulces misericordias: Tú eres el mediador entre tu Padre y los hombres: Tú nos prodigas a cada día, a cada hora, a cada instante, tantas bondades, tantos beneficios que no somos capaces de corresponder como debemos. Mas ahora, postrados delante de Ti, imploramos tu clemencia, como que Tú eres el Autor de miestra vida, a quien debemos todo nuestro ser; y así espero que como eres Todopoderoso y estás sentada en la Silla de la Sabiduría, en esa Silla de Potestad, te dignaste instituir el Sacramento de la penitencia, para que con él purifiquemos nuestras almas y volvamos a tu amistad y gracia.

Yo te ofrezco estas oraciones para que las presentes a tu Eterno Padre y por ellas logren descanso las benditas Animas del Purgatorio y nosotros todos los necesitados tengamos consuelo y merezcamos alcanzar de Ti, Niño de Atocha, lo que deseamos, dándonos juntamente una verdadera contrición y arrepentimiento de nuestras culpas, para llegar a verte en la gloria y así lo esperamos de tu piedad, siendo siempre en nuestro favor hasta la consumación de los siglos y en el día del juicio esperamos verte, para pasar en tu compañía a gozarte en la celestial mansión de la bienaventuranza. Amén.

Oración del Día 6

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración de Introducción

ACTO DE CONTRICIÓN

¡Oh hermosísimo Niño de Atocha! Perla candidísima de valor infinito, adorado Niño de mi corazón, fuente inagotable de maravillas, raudal de portentos, manantial de consuelos y Padre de toda piedad y misericordia. ¡Oh preciosísimo Niño de Atocha! A tus pies soberanos humildemente se postra este ingrato y vil pecador, quien desea a costa de sus lágrimas desagraviarte, suplicándote le perdones sus culpas interponiendo por intercesora a tu Santísima Madre, y bajo de esta seguridad llego conñado en que Tú eres el insondable piélago de bondad; a Ti, bien mío, a Ti suspira mi infeliz pobrecita alma, que avergonzada de estar ante tu divina presencia, te dice con veras de lo íntimo de su corazón que le pesa haberte ofendido; pero ¡idolatrado Niño de Atocha! por ser quien eres te pido me des la contrición que diste a Dimas, las lágrimas de Pedro, las dulces expresiones de Agustín, para así desagraviarte, como lo desea mi corazón: no, Niño, no cortes el hilo de mi fatal vida, dame tiempo para hacer penitencia y llorar mis culpas, como se lo concediste a María Magdalena, y juntamente te pido la resistencia de San Pedro de Alcántara para ser así grato a tus divinos ojos y poder por medio de la penitencia, limar y quitarte los grillos que tienes puestos, con los cuales estás en las manos de tu Santísima Madre. ¡Oh Niño de Atocha! ¡Oh Niño gallardo! ¡Oh Niño misericordioso!

Perdóname de haberte ofendido, pues yo propongo no ofenderte más: te lo pido por tu Santísima Madre Santa María de Atocha, por su pureza intacta, por aquella virginal leche que mamaste de sus purísimos pechos y por el dolor que tuvo cuando te circuncidaron. Amorosísimo Niño de Atocha, espero en Ti, confío en Ti y por Ti creo lograr mi salvación por medio de esta Novena que humildemente te presento y creo verdaderamente no salir desconsolado con lo que sabes necesito; espero que mis aflicciones, mis trabajos, mis necesidades, mis pobrezas, mis desconsuelos, me los volverás gozos dando a mis tribulaciones, alegría y a mis prisioneros libertad y pues eres mi Padre y todo mi bien, ampárame, socórreme, asísteme, defiéndeme, favoréceme y en la hora de la muerte, preséntate a mi vista con el lucido escuadrón de los Angeles, recibiendo mi alma en tus brazos para que descanse en Ti, y goce de las delicias celestiales en tu amable compañía por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN A SU SANTISIMA MADRE PARA TODOS LOS DÍAS

Inmaculada Madre de Dios, María Santísima de Atocha, agradable Sagrario del Espíritu Santo, Puerta del reino de los cielos y divina aurora por quien después de Dios vive toda criatura racional en la tierra, inclina a mí esos tus bellísimos ojos, ilumina esta pobrecita y ciega alma, mírala. Madre de misericordia, tan envejecida y apolillada con los apetitos de mis pasiones, compadécete. Señora, de su ruina para que alcance de tu Santísimo Hijo, la renueve, la limpie y la restituya a su gracia, concediéndome también lo que le pido en este día, y suplícale me dé luz en el alma para que conozca y vea yo mismo lo errado que he andado desviándome del redil y rebaño de su divina gracia y no permita vuelva a tropezar con los engaños y deleites del mundo, dándome fuerza para no caer nuevamente en la red del demonio, ni me deje perecer en los precipicios de la carne.

Sí, amorosísima Madre, cierto estoy que hasta ahora no ha habido uno de los que han implorado tu protección, que haya salido desamparado: con tal certeza, hoy me postro a implorar tu poderoso auxilio y espero que serás mi intercesora para con tu Santísimo Hijo y alcanzaremos todos los que juntos y congregados recurriésemos a implorar de tu divino Niño su amparo en las tribulaciones, logrando merced y gracia, cediendo benigno a nuestras peticiones, buen éxito en nuestras necesidades así espirituales como corporales; así lo esperamos del Santo Niño de Atocha tu querido Hijo, que si este favor que le pedimos nos conviene y es de su agrado, nos lo conceda siendo en honra y gloria suya; y si no, que se haga su santísima voluntad, dándonos una perfecta resignación en esta vida para servirle, llevando con paciencia nuestros trabajos y aflicciones, para lograr una buena muerte. Amén.

Aquí se rezan tres Padrenuestros y tres Avemarias con Gloria Patri, luego la Jaculatoria y la oración propia de cada día

(menciona tu petición aquí…)

Oración Final

ORACIÓN PARA OFRECER LAS NUEVE AVEMARÍAS A MARÍA SANTÍSIMA DE ATOCHA

Purísima Madre del Santísimo Niño de Atocha, Trono delicadísimo de la Majestad increada, fecundo lirio de los valles, Rosa celestial de Jericó, Relicario Purísimo de la Trinidad Santísima, Fuente clarísima donde estaban represadas las cristalinas aguas de la divina gracia. Paraíso deliciosísimo del Jardín supremo de la gloria. Panal fecundo de la más dulce y suave miel. Médico Soberano por quien después de Dios vive todo el orbe de la tierra.

Hija querida del Padre Eterno, en quien se regocija y llena de placer; amorosísima Esposa del Espíritu Santo y Aurora que alegras a todo el mundo, general Abogada y firmísima esperanza de los pecadores y bondadosa Madre mía. Yo te ofrezco estas nueve Avemarias, en memoria de aquellas nueve Jornadas que hiciste desde Nazaret aa Belén, donde te dignaste darnos a luz al verdadero Dios; por cuyo recuerdo espero de Ti que intercederás con tu Hijo el Santo Niño Jesús, que me conceda lo que le pido en esta devoción, espero que lo harás, piadosísima Madre mía, valiéndome de los méritos interpuestos, juntos con los de tu intercesión, pues bien sabes Tú la necesidad con que te lo pido y creo ciertamente alcanzar lo que pretendo y solicito dándome antes, o al concluir esta Novena, que le dedico a tu nombre, el deseado y feliz consuelo en mis trabajos y afanes.

Así lo espero, confiado en esto y por aquellas necesidades que al pie de la Cruz tuviste viéndole clavado en ella y más por aquellos sentimientos y dul ces expresiones con que le hablabas al Corazón cuando le tuviste en tus brazos en su descendimiento y así ternísima Madre mía, compadécete de mí y ruégale a tu querido Hijo, que por tod los méritos repetidos que le hago en cada día venga en mi amparo y me asista con su santísimo poder, pues Él es quien todo lo puede y de Él depende mi solicitud, para que después de concederme lo que le pido, me dé una feliz muerte, para pasar a gozarle en tu compañía y repetirle sin cesar himnos de alabanzas, junto con los coros Angélicos, que en su dichoso nacimiento le entonaron: Gloria a Dios en las Alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad, por los siglos. Amén.

ALABANZAS AL SACRATÍSIMO NIÑO DE ATOCHA, QUE SE VENERA EN EL SANTUARIO DE PLATEROS, CERCA DE FRESNILLO

Celebtre todo cristiano
A Jesús, Pastor divino,
Y con poderosa mano
Nos prestará todo auxilio.

Divino Jesús
Este tu dulce Nombre
Con tu eterna luz
Ilumina el orbe.

Niño prodigioso,
Venid de Plateros,
Y ampara piadoso
A estos tus hijuelos.

Venid compatriotas,
Venid forasteros.
Y al Niño de Atocha
Gracias tributemos.

Bienvenido seas,
Niño sempiterno;
Bienvenido seas,
A darnos consuelo.

Agraciado Niño,
Que gozoso estás
Mostrando cariño
A la cristiandad.

Con grillos estás,
Pero muy contento
Los dejas y vas
A hacer tus portentos.

El que triste se halla
Con tribulaciones,
Si a tu auxilio aclama
Pronto le socorres.

Médico divino,
Tierno relicario,
Sólo a verte, Niño,
Van a tu Santuario.

Cuantos impedidos
Entran de rodillas,
Son fieles testigos
De tus maravillas.

Los presos humildes
Te hacen petición,
Y luego son libres
De dura prisión.

¡Oh qué grande dicha
Gozáis Fresnilleros,
Con la gran reliquia
Que se halla en Plateros!

Permítenos Niño
De mi corazón,
Morir con tu auxilio
De la Extremaunción.

A los ignorantes
Los alumbras luego,
Y a los caminantes
Los libras del riesgo.

Adiós, Niño hermoso,
Adiós, mi querido
Niño milagroso,
De Ti me despido.

Tu dulce memoria
Nos lleve triunfando
A tu eterna gloria
Para estarte alabando.

Portentísimo Niño de Atocha, bien mío, hermosura sin igual de los cielos, encanto de los corazones, dulcísimo Creador mío, único dueño de mi alma, piadosísimo Jesús de mi vida, alegría incomparable de toda criatura. ¡Oh generosísimo Niño! ¿A quién sino a Ti, hemos de recurrir en las necesdades y tribulaciones que en esta vida padecemos?

¿A quién sino a Ti, divino Emmanuel? ¿A quién sino a Ti, amorosísimo niño? ¿A quién sino a Ti, que eres raudal de beneficios, a Ti, que eres, puerto seguro de confianza; a Ti, que eres Padre de misericordias y todo nuestro bien en esta vida? ¿A quién sino a Ti, que eres el inmenso, el infinito, el sólo Dios verdadero? Tú eres nuestro Padre, nuestro Redentor, nuestro Conservador y todo lo que somos. Adórente los Angeles; las criaturas todas te alaben en la tierra, las plantas, las flores y todo lo que tenga ser te engrandezca : las aves todas se regocijen al oír tu dulce advocación. Pacientísimo Niño, Tú sabes las necesidades que tengo, las aflicciones que me cercan, como que a tus divinos ojos nada es escondido.

A Ti, Poderosísimo Niño, presento mis quejas, mis trabajos y angustias, confiado en que me las aceptarás benigno, concediéndome lo que en esta petición te ruego, pues Tú eres el Árbol frondoso y al que se aloja a tu sombra llenas de felicidad: Tú eres el que conviertes los enojos de tu Padre en dulces misericordias: Tú eres el mediador entre tu Padre y los hombres: Tú nos prodigas a cada día, a cada hora, a cada instante, tantas bondades, tantos beneficios que no somos capaces de corresponder como debemos. Mas ahora, postrados delante de Ti, imploramos tu clemencia, como que Tú eres el Autor de miestra vida, a quien debemos todo nuestro ser; y así espero que como eres Todopoderoso y estás sentada en la Silla de la Sabiduría, en esa Silla de Potestad, te dignaste instituir el Sacramento de la penitencia, para que con él purifiquemos nuestras almas y volvamos a tu amistad y gracia.

Yo te ofrezco estas oraciones para que las presentes a tu Eterno Padre y por ellas logren descanso las benditas Animas del Purgatorio y nosotros todos los necesitados tengamos consuelo y merezcamos alcanzar de Ti, Niño de Atocha, lo que deseamos, dándonos juntamente una verdadera contrición y arrepentimiento de nuestras culpas, para llegar a verte en la gloria y así lo esperamos de tu piedad, siendo siempre en nuestro favor hasta la consumación de los siglos y en el día del juicio esperamos verte, para pasar en tu compañía a gozarte en la celestial mansión de la bienaventuranza. Amén.

Oración del Día 7

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración de Introducción

ACTO DE CONTRICIÓN

¡Oh hermosísimo Niño de Atocha! Perla candidísima de valor infinito, adorado Niño de mi corazón, fuente inagotable de maravillas, raudal de portentos, manantial de consuelos y Padre de toda piedad y misericordia. ¡Oh preciosísimo Niño de Atocha! A tus pies soberanos humildemente se postra este ingrato y vil pecador, quien desea a costa de sus lágrimas desagraviarte, suplicándote le perdones sus culpas interponiendo por intercesora a tu Santísima Madre, y bajo de esta seguridad llego conñado en que Tú eres el insondable piélago de bondad; a Ti, bien mío, a Ti suspira mi infeliz pobrecita alma, que avergonzada de estar ante tu divina presencia, te dice con veras de lo íntimo de su corazón que le pesa haberte ofendido; pero ¡idolatrado Niño de Atocha! por ser quien eres te pido me des la contrición que diste a Dimas, las lágrimas de Pedro, las dulces expresiones de Agustín, para así desagraviarte, como lo desea mi corazón: no, Niño, no cortes el hilo de mi fatal vida, dame tiempo para hacer penitencia y llorar mis culpas, como se lo concediste a María Magdalena, y juntamente te pido la resistencia de San Pedro de Alcántara para ser así grato a tus divinos ojos y poder por medio de la penitencia, limar y quitarte los grillos que tienes puestos, con los cuales estás en las manos de tu Santísima Madre. ¡Oh Niño de Atocha! ¡Oh Niño gallardo! ¡Oh Niño misericordioso!

Perdóname de haberte ofendido, pues yo propongo no ofenderte más: te lo pido por tu Santísima Madre Santa María de Atocha, por su pureza intacta, por aquella virginal leche que mamaste de sus purísimos pechos y por el dolor que tuvo cuando te circuncidaron. Amorosísimo Niño de Atocha, espero en Ti, confío en Ti y por Ti creo lograr mi salvación por medio de esta Novena que humildemente te presento y creo verdaderamente no salir desconsolado con lo que sabes necesito; espero que mis aflicciones, mis trabajos, mis necesidades, mis pobrezas, mis desconsuelos, me los volverás gozos dando a mis tribulaciones, alegría y a mis prisioneros libertad y pues eres mi Padre y todo mi bien, ampárame, socórreme, asísteme, defiéndeme, favoréceme y en la hora de la muerte, preséntate a mi vista con el lucido escuadrón de los Angeles, recibiendo mi alma en tus brazos para que descanse en Ti, y goce de las delicias celestiales en tu amable compañía por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN A SU SANTISIMA MADRE PARA TODOS LOS DÍAS

Inmaculada Madre de Dios, María Santísima de Atocha, agradable Sagrario del Espíritu Santo, Puerta del reino de los cielos y divina aurora por quien después de Dios vive toda criatura racional en la tierra, inclina a mí esos tus bellísimos ojos, ilumina esta pobrecita y ciega alma, mírala. Madre de misericordia, tan envejecida y apolillada con los apetitos de mis pasiones, compadécete. Señora, de su ruina para que alcance de tu Santísimo Hijo, la renueve, la limpie y la restituya a su gracia, concediéndome también lo que le pido en este día, y suplícale me dé luz en el alma para que conozca y vea yo mismo lo errado que he andado desviándome del redil y rebaño de su divina gracia y no permita vuelva a tropezar con los engaños y deleites del mundo, dándome fuerza para no caer nuevamente en la red del demonio, ni me deje perecer en los precipicios de la carne.

Sí, amorosísima Madre, cierto estoy que hasta ahora no ha habido uno de los que han implorado tu protección, que haya salido desamparado: con tal certeza, hoy me postro a implorar tu poderoso auxilio y espero que serás mi intercesora para con tu Santísimo Hijo y alcanzaremos todos los que juntos y congregados recurriésemos a implorar de tu divino Niño su amparo en las tribulaciones, logrando merced y gracia, cediendo benigno a nuestras peticiones, buen éxito en nuestras necesidades así espirituales como corporales; así lo esperamos del Santo Niño de Atocha tu querido Hijo, que si este favor que le pedimos nos conviene y es de su agrado, nos lo conceda siendo en honra y gloria suya; y si no, que se haga su santísima voluntad, dándonos una perfecta resignación en esta vida para servirle, llevando con paciencia nuestros trabajos y aflicciones, para lograr una buena muerte. Amén.

Aquí se rezan tres Padrenuestros y tres Avemarias con Gloria Patri, luego la Jaculatoria y la oración propia de cada día

(menciona tu petición aquí…)

Oración Final

ORACIÓN PARA OFRECER LAS NUEVE AVEMARÍAS A MARÍA SANTÍSIMA DE ATOCHA

Purísima Madre del Santísimo Niño de Atocha, Trono delicadísimo de la Majestad increada, fecundo lirio de los valles, Rosa celestial de Jericó, Relicario Purísimo de la Trinidad Santísima, Fuente clarísima donde estaban represadas las cristalinas aguas de la divina gracia. Paraíso deliciosísimo del Jardín supremo de la gloria. Panal fecundo de la más dulce y suave miel. Médico Soberano por quien después de Dios vive todo el orbe de la tierra.

Hija querida del Padre Eterno, en quien se regocija y llena de placer; amorosísima Esposa del Espíritu Santo y Aurora que alegras a todo el mundo, general Abogada y firmísima esperanza de los pecadores y bondadosa Madre mía. Yo te ofrezco estas nueve Avemarias, en memoria de aquellas nueve Jornadas que hiciste desde Nazaret aa Belén, donde te dignaste darnos a luz al verdadero Dios; por cuyo recuerdo espero de Ti que intercederás con tu Hijo el Santo Niño Jesús, que me conceda lo que le pido en esta devoción, espero que lo harás, piadosísima Madre mía, valiéndome de los méritos interpuestos, juntos con los de tu intercesión, pues bien sabes Tú la necesidad con que te lo pido y creo ciertamente alcanzar lo que pretendo y solicito dándome antes, o al concluir esta Novena, que le dedico a tu nombre, el deseado y feliz consuelo en mis trabajos y afanes.

Así lo espero, confiado en esto y por aquellas necesidades que al pie de la Cruz tuviste viéndole clavado en ella y más por aquellos sentimientos y dul ces expresiones con que le hablabas al Corazón cuando le tuviste en tus brazos en su descendimiento y así ternísima Madre mía, compadécete de mí y ruégale a tu querido Hijo, que por tod los méritos repetidos que le hago en cada día venga en mi amparo y me asista con su santísimo poder, pues Él es quien todo lo puede y de Él depende mi solicitud, para que después de concederme lo que le pido, me dé una feliz muerte, para pasar a gozarle en tu compañía y repetirle sin cesar himnos de alabanzas, junto con los coros Angélicos, que en su dichoso nacimiento le entonaron: Gloria a Dios en las Alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad, por los siglos. Amén.

ALABANZAS AL SACRATÍSIMO NIÑO DE ATOCHA, QUE SE VENERA EN EL SANTUARIO DE PLATEROS, CERCA DE FRESNILLO

Celebtre todo cristiano
A Jesús, Pastor divino,
Y con poderosa mano
Nos prestará todo auxilio.

Divino Jesús
Este tu dulce Nombre
Con tu eterna luz
Ilumina el orbe.

Niño prodigioso,
Venid de Plateros,
Y ampara piadoso
A estos tus hijuelos.

Venid compatriotas,
Venid forasteros.
Y al Niño de Atocha
Gracias tributemos.

Bienvenido seas,
Niño sempiterno;
Bienvenido seas,
A darnos consuelo.

Agraciado Niño,
Que gozoso estás
Mostrando cariño
A la cristiandad.

Con grillos estás,
Pero muy contento
Los dejas y vas
A hacer tus portentos.

El que triste se halla
Con tribulaciones,
Si a tu auxilio aclama
Pronto le socorres.

Médico divino,
Tierno relicario,
Sólo a verte, Niño,
Van a tu Santuario.

Cuantos impedidos
Entran de rodillas,
Son fieles testigos
De tus maravillas.

Los presos humildes
Te hacen petición,
Y luego son libres
De dura prisión.

¡Oh qué grande dicha
Gozáis Fresnilleros,
Con la gran reliquia
Que se halla en Plateros!

Permítenos Niño
De mi corazón,
Morir con tu auxilio
De la Extremaunción.

A los ignorantes
Los alumbras luego,
Y a los caminantes
Los libras del riesgo.

Adiós, Niño hermoso,
Adiós, mi querido
Niño milagroso,
De Ti me despido.

Tu dulce memoria
Nos lleve triunfando
A tu eterna gloria
Para estarte alabando.

Portentísimo Niño de Atocha, bien mío, hermosura sin igual de los cielos, encanto de los corazones, dulcísimo Creador mío, único dueño de mi alma, piadosísimo Jesús de mi vida, alegría incomparable de toda criatura. ¡Oh generosísimo Niño! ¿A quién sino a Ti, hemos de recurrir en las necesdades y tribulaciones que en esta vida padecemos?

¿A quién sino a Ti, divino Emmanuel? ¿A quién sino a Ti, amorosísimo niño? ¿A quién sino a Ti, que eres raudal de beneficios, a Ti, que eres, puerto seguro de confianza; a Ti, que eres Padre de misericordias y todo nuestro bien en esta vida? ¿A quién sino a Ti, que eres el inmenso, el infinito, el sólo Dios verdadero? Tú eres nuestro Padre, nuestro Redentor, nuestro Conservador y todo lo que somos. Adórente los Angeles; las criaturas todas te alaben en la tierra, las plantas, las flores y todo lo que tenga ser te engrandezca : las aves todas se regocijen al oír tu dulce advocación. Pacientísimo Niño, Tú sabes las necesidades que tengo, las aflicciones que me cercan, como que a tus divinos ojos nada es escondido.

A Ti, Poderosísimo Niño, presento mis quejas, mis trabajos y angustias, confiado en que me las aceptarás benigno, concediéndome lo que en esta petición te ruego, pues Tú eres el Árbol frondoso y al que se aloja a tu sombra llenas de felicidad: Tú eres el que conviertes los enojos de tu Padre en dulces misericordias: Tú eres el mediador entre tu Padre y los hombres: Tú nos prodigas a cada día, a cada hora, a cada instante, tantas bondades, tantos beneficios que no somos capaces de corresponder como debemos. Mas ahora, postrados delante de Ti, imploramos tu clemencia, como que Tú eres el Autor de miestra vida, a quien debemos todo nuestro ser; y así espero que como eres Todopoderoso y estás sentada en la Silla de la Sabiduría, en esa Silla de Potestad, te dignaste instituir el Sacramento de la penitencia, para que con él purifiquemos nuestras almas y volvamos a tu amistad y gracia.

Yo te ofrezco estas oraciones para que las presentes a tu Eterno Padre y por ellas logren descanso las benditas Animas del Purgatorio y nosotros todos los necesitados tengamos consuelo y merezcamos alcanzar de Ti, Niño de Atocha, lo que deseamos, dándonos juntamente una verdadera contrición y arrepentimiento de nuestras culpas, para llegar a verte en la gloria y así lo esperamos de tu piedad, siendo siempre en nuestro favor hasta la consumación de los siglos y en el día del juicio esperamos verte, para pasar en tu compañía a gozarte en la celestial mansión de la bienaventuranza. Amén.

Oración del Día 8

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración de Introducción

ACTO DE CONTRICIÓN

¡Oh hermosísimo Niño de Atocha! Perla candidísima de valor infinito, adorado Niño de mi corazón, fuente inagotable de maravillas, raudal de portentos, manantial de consuelos y Padre de toda piedad y misericordia. ¡Oh preciosísimo Niño de Atocha! A tus pies soberanos humildemente se postra este ingrato y vil pecador, quien desea a costa de sus lágrimas desagraviarte, suplicándote le perdones sus culpas interponiendo por intercesora a tu Santísima Madre, y bajo de esta seguridad llego conñado en que Tú eres el insondable piélago de bondad; a Ti, bien mío, a Ti suspira mi infeliz pobrecita alma, que avergonzada de estar ante tu divina presencia, te dice con veras de lo íntimo de su corazón que le pesa haberte ofendido; pero ¡idolatrado Niño de Atocha! por ser quien eres te pido me des la contrición que diste a Dimas, las lágrimas de Pedro, las dulces expresiones de Agustín, para así desagraviarte, como lo desea mi corazón: no, Niño, no cortes el hilo de mi fatal vida, dame tiempo para hacer penitencia y llorar mis culpas, como se lo concediste a María Magdalena, y juntamente te pido la resistencia de San Pedro de Alcántara para ser así grato a tus divinos ojos y poder por medio de la penitencia, limar y quitarte los grillos que tienes puestos, con los cuales estás en las manos de tu Santísima Madre. ¡Oh Niño de Atocha! ¡Oh Niño gallardo! ¡Oh Niño misericordioso!

Perdóname de haberte ofendido, pues yo propongo no ofenderte más: te lo pido por tu Santísima Madre Santa María de Atocha, por su pureza intacta, por aquella virginal leche que mamaste de sus purísimos pechos y por el dolor que tuvo cuando te circuncidaron. Amorosísimo Niño de Atocha, espero en Ti, confío en Ti y por Ti creo lograr mi salvación por medio de esta Novena que humildemente te presento y creo verdaderamente no salir desconsolado con lo que sabes necesito; espero que mis aflicciones, mis trabajos, mis necesidades, mis pobrezas, mis desconsuelos, me los volverás gozos dando a mis tribulaciones, alegría y a mis prisioneros libertad y pues eres mi Padre y todo mi bien, ampárame, socórreme, asísteme, defiéndeme, favoréceme y en la hora de la muerte, preséntate a mi vista con el lucido escuadrón de los Angeles, recibiendo mi alma en tus brazos para que descanse en Ti, y goce de las delicias celestiales en tu amable compañía por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN A SU SANTISIMA MADRE PARA TODOS LOS DÍAS

Inmaculada Madre de Dios, María Santísima de Atocha, agradable Sagrario del Espíritu Santo, Puerta del reino de los cielos y divina aurora por quien después de Dios vive toda criatura racional en la tierra, inclina a mí esos tus bellísimos ojos, ilumina esta pobrecita y ciega alma, mírala. Madre de misericordia, tan envejecida y apolillada con los apetitos de mis pasiones, compadécete. Señora, de su ruina para que alcance de tu Santísimo Hijo, la renueve, la limpie y la restituya a su gracia, concediéndome también lo que le pido en este día, y suplícale me dé luz en el alma para que conozca y vea yo mismo lo errado que he andado desviándome del redil y rebaño de su divina gracia y no permita vuelva a tropezar con los engaños y deleites del mundo, dándome fuerza para no caer nuevamente en la red del demonio, ni me deje perecer en los precipicios de la carne.

Sí, amorosísima Madre, cierto estoy que hasta ahora no ha habido uno de los que han implorado tu protección, que haya salido desamparado: con tal certeza, hoy me postro a implorar tu poderoso auxilio y espero que serás mi intercesora para con tu Santísimo Hijo y alcanzaremos todos los que juntos y congregados recurriésemos a implorar de tu divino Niño su amparo en las tribulaciones, logrando merced y gracia, cediendo benigno a nuestras peticiones, buen éxito en nuestras necesidades así espirituales como corporales; así lo esperamos del Santo Niño de Atocha tu querido Hijo, que si este favor que le pedimos nos conviene y es de su agrado, nos lo conceda siendo en honra y gloria suya; y si no, que se haga su santísima voluntad, dándonos una perfecta resignación en esta vida para servirle, llevando con paciencia nuestros trabajos y aflicciones, para lograr una buena muerte. Amén.

Aquí se rezan tres Padrenuestros y tres Avemarias con Gloria Patri, luego la Jaculatoria y la oración propia de cada día

(menciona tu petición aquí…)

Oración Final

ORACIÓN PARA OFRECER LAS NUEVE AVEMARÍAS A MARÍA SANTÍSIMA DE ATOCHA

Purísima Madre del Santísimo Niño de Atocha, Trono delicadísimo de la Majestad increada, fecundo lirio de los valles, Rosa celestial de Jericó, Relicario Purísimo de la Trinidad Santísima, Fuente clarísima donde estaban represadas las cristalinas aguas de la divina gracia. Paraíso deliciosísimo del Jardín supremo de la gloria. Panal fecundo de la más dulce y suave miel. Médico Soberano por quien después de Dios vive todo el orbe de la tierra.

Hija querida del Padre Eterno, en quien se regocija y llena de placer; amorosísima Esposa del Espíritu Santo y Aurora que alegras a todo el mundo, general Abogada y firmísima esperanza de los pecadores y bondadosa Madre mía. Yo te ofrezco estas nueve Avemarias, en memoria de aquellas nueve Jornadas que hiciste desde Nazaret aa Belén, donde te dignaste darnos a luz al verdadero Dios; por cuyo recuerdo espero de Ti que intercederás con tu Hijo el Santo Niño Jesús, que me conceda lo que le pido en esta devoción, espero que lo harás, piadosísima Madre mía, valiéndome de los méritos interpuestos, juntos con los de tu intercesión, pues bien sabes Tú la necesidad con que te lo pido y creo ciertamente alcanzar lo que pretendo y solicito dándome antes, o al concluir esta Novena, que le dedico a tu nombre, el deseado y feliz consuelo en mis trabajos y afanes.

Así lo espero, confiado en esto y por aquellas necesidades que al pie de la Cruz tuviste viéndole clavado en ella y más por aquellos sentimientos y dul ces expresiones con que le hablabas al Corazón cuando le tuviste en tus brazos en su descendimiento y así ternísima Madre mía, compadécete de mí y ruégale a tu querido Hijo, que por tod los méritos repetidos que le hago en cada día venga en mi amparo y me asista con su santísimo poder, pues Él es quien todo lo puede y de Él depende mi solicitud, para que después de concederme lo que le pido, me dé una feliz muerte, para pasar a gozarle en tu compañía y repetirle sin cesar himnos de alabanzas, junto con los coros Angélicos, que en su dichoso nacimiento le entonaron: Gloria a Dios en las Alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad, por los siglos. Amén.

ALABANZAS AL SACRATÍSIMO NIÑO DE ATOCHA, QUE SE VENERA EN EL SANTUARIO DE PLATEROS, CERCA DE FRESNILLO

Celebtre todo cristiano
A Jesús, Pastor divino,
Y con poderosa mano
Nos prestará todo auxilio.

Divino Jesús
Este tu dulce Nombre
Con tu eterna luz
Ilumina el orbe.

Niño prodigioso,
Venid de Plateros,
Y ampara piadoso
A estos tus hijuelos.

Venid compatriotas,
Venid forasteros.
Y al Niño de Atocha
Gracias tributemos.

Bienvenido seas,
Niño sempiterno;
Bienvenido seas,
A darnos consuelo.

Agraciado Niño,
Que gozoso estás
Mostrando cariño
A la cristiandad.

Con grillos estás,
Pero muy contento
Los dejas y vas
A hacer tus portentos.

El que triste se halla
Con tribulaciones,
Si a tu auxilio aclama
Pronto le socorres.

Médico divino,
Tierno relicario,
Sólo a verte, Niño,
Van a tu Santuario.

Cuantos impedidos
Entran de rodillas,
Son fieles testigos
De tus maravillas.

Los presos humildes
Te hacen petición,
Y luego son libres
De dura prisión.

¡Oh qué grande dicha
Gozáis Fresnilleros,
Con la gran reliquia
Que se halla en Plateros!

Permítenos Niño
De mi corazón,
Morir con tu auxilio
De la Extremaunción.

A los ignorantes
Los alumbras luego,
Y a los caminantes
Los libras del riesgo.

Adiós, Niño hermoso,
Adiós, mi querido
Niño milagroso,
De Ti me despido.

Tu dulce memoria
Nos lleve triunfando
A tu eterna gloria
Para estarte alabando.

Portentísimo Niño de Atocha, bien mío, hermosura sin igual de los cielos, encanto de los corazones, dulcísimo Creador mío, único dueño de mi alma, piadosísimo Jesús de mi vida, alegría incomparable de toda criatura. ¡Oh generosísimo Niño! ¿A quién sino a Ti, hemos de recurrir en las necesdades y tribulaciones que en esta vida padecemos?

¿A quién sino a Ti, divino Emmanuel? ¿A quién sino a Ti, amorosísimo niño? ¿A quién sino a Ti, que eres raudal de beneficios, a Ti, que eres, puerto seguro de confianza; a Ti, que eres Padre de misericordias y todo nuestro bien en esta vida? ¿A quién sino a Ti, que eres el inmenso, el infinito, el sólo Dios verdadero? Tú eres nuestro Padre, nuestro Redentor, nuestro Conservador y todo lo que somos. Adórente los Angeles; las criaturas todas te alaben en la tierra, las plantas, las flores y todo lo que tenga ser te engrandezca : las aves todas se regocijen al oír tu dulce advocación. Pacientísimo Niño, Tú sabes las necesidades que tengo, las aflicciones que me cercan, como que a tus divinos ojos nada es escondido.

A Ti, Poderosísimo Niño, presento mis quejas, mis trabajos y angustias, confiado en que me las aceptarás benigno, concediéndome lo que en esta petición te ruego, pues Tú eres el Árbol frondoso y al que se aloja a tu sombra llenas de felicidad: Tú eres el que conviertes los enojos de tu Padre en dulces misericordias: Tú eres el mediador entre tu Padre y los hombres: Tú nos prodigas a cada día, a cada hora, a cada instante, tantas bondades, tantos beneficios que no somos capaces de corresponder como debemos. Mas ahora, postrados delante de Ti, imploramos tu clemencia, como que Tú eres el Autor de miestra vida, a quien debemos todo nuestro ser; y así espero que como eres Todopoderoso y estás sentada en la Silla de la Sabiduría, en esa Silla de Potestad, te dignaste instituir el Sacramento de la penitencia, para que con él purifiquemos nuestras almas y volvamos a tu amistad y gracia.

Yo te ofrezco estas oraciones para que las presentes a tu Eterno Padre y por ellas logren descanso las benditas Animas del Purgatorio y nosotros todos los necesitados tengamos consuelo y merezcamos alcanzar de Ti, Niño de Atocha, lo que deseamos, dándonos juntamente una verdadera contrición y arrepentimiento de nuestras culpas, para llegar a verte en la gloria y así lo esperamos de tu piedad, siendo siempre en nuestro favor hasta la consumación de los siglos y en el día del juicio esperamos verte, para pasar en tu compañía a gozarte en la celestial mansión de la bienaventuranza. Amén.

Oración del Día 9

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración de Introducción

ACTO DE CONTRICIÓN

¡Oh hermosísimo Niño de Atocha! Perla candidísima de valor infinito, adorado Niño de mi corazón, fuente inagotable de maravillas, raudal de portentos, manantial de consuelos y Padre de toda piedad y misericordia. ¡Oh preciosísimo Niño de Atocha! A tus pies soberanos humildemente se postra este ingrato y vil pecador, quien desea a costa de sus lágrimas desagraviarte, suplicándote le perdones sus culpas interponiendo por intercesora a tu Santísima Madre, y bajo de esta seguridad llego conñado en que Tú eres el insondable piélago de bondad; a Ti, bien mío, a Ti suspira mi infeliz pobrecita alma, que avergonzada de estar ante tu divina presencia, te dice con veras de lo íntimo de su corazón que le pesa haberte ofendido; pero ¡idolatrado Niño de Atocha! por ser quien eres te pido me des la contrición que diste a Dimas, las lágrimas de Pedro, las dulces expresiones de Agustín, para así desagraviarte, como lo desea mi corazón: no, Niño, no cortes el hilo de mi fatal vida, dame tiempo para hacer penitencia y llorar mis culpas, como se lo concediste a María Magdalena, y juntamente te pido la resistencia de San Pedro de Alcántara para ser así grato a tus divinos ojos y poder por medio de la penitencia, limar y quitarte los grillos que tienes puestos, con los cuales estás en las manos de tu Santísima Madre. ¡Oh Niño de Atocha! ¡Oh Niño gallardo! ¡Oh Niño misericordioso!

Perdóname de haberte ofendido, pues yo propongo no ofenderte más: te lo pido por tu Santísima Madre Santa María de Atocha, por su pureza intacta, por aquella virginal leche que mamaste de sus purísimos pechos y por el dolor que tuvo cuando te circuncidaron. Amorosísimo Niño de Atocha, espero en Ti, confío en Ti y por Ti creo lograr mi salvación por medio de esta Novena que humildemente te presento y creo verdaderamente no salir desconsolado con lo que sabes necesito; espero que mis aflicciones, mis trabajos, mis necesidades, mis pobrezas, mis desconsuelos, me los volverás gozos dando a mis tribulaciones, alegría y a mis prisioneros libertad y pues eres mi Padre y todo mi bien, ampárame, socórreme, asísteme, defiéndeme, favoréceme y en la hora de la muerte, preséntate a mi vista con el lucido escuadrón de los Angeles, recibiendo mi alma en tus brazos para que descanse en Ti, y goce de las delicias celestiales en tu amable compañía por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN A SU SANTISIMA MADRE PARA TODOS LOS DÍAS

Inmaculada Madre de Dios, María Santísima de Atocha, agradable Sagrario del Espíritu Santo, Puerta del reino de los cielos y divina aurora por quien después de Dios vive toda criatura racional en la tierra, inclina a mí esos tus bellísimos ojos, ilumina esta pobrecita y ciega alma, mírala. Madre de misericordia, tan envejecida y apolillada con los apetitos de mis pasiones, compadécete. Señora, de su ruina para que alcance de tu Santísimo Hijo, la renueve, la limpie y la restituya a su gracia, concediéndome también lo que le pido en este día, y suplícale me dé luz en el alma para que conozca y vea yo mismo lo errado que he andado desviándome del redil y rebaño de su divina gracia y no permita vuelva a tropezar con los engaños y deleites del mundo, dándome fuerza para no caer nuevamente en la red del demonio, ni me deje perecer en los precipicios de la carne.

Sí, amorosísima Madre, cierto estoy que hasta ahora no ha habido uno de los que han implorado tu protección, que haya salido desamparado: con tal certeza, hoy me postro a implorar tu poderoso auxilio y espero que serás mi intercesora para con tu Santísimo Hijo y alcanzaremos todos los que juntos y congregados recurriésemos a implorar de tu divino Niño su amparo en las tribulaciones, logrando merced y gracia, cediendo benigno a nuestras peticiones, buen éxito en nuestras necesidades así espirituales como corporales; así lo esperamos del Santo Niño de Atocha tu querido Hijo, que si este favor que le pedimos nos conviene y es de su agrado, nos lo conceda siendo en honra y gloria suya; y si no, que se haga su santísima voluntad, dándonos una perfecta resignación en esta vida para servirle, llevando con paciencia nuestros trabajos y aflicciones, para lograr una buena muerte. Amén.

Aquí se rezan tres Padrenuestros y tres Avemarias con Gloria Patri, luego la Jaculatoria y la oración propia de cada día

(menciona tu petición aquí…)

Oración Final

ORACIÓN PARA OFRECER LAS NUEVE AVEMARÍAS A MARÍA SANTÍSIMA DE ATOCHA

Purísima Madre del Santísimo Niño de Atocha, Trono delicadísimo de la Majestad increada, fecundo lirio de los valles, Rosa celestial de Jericó, Relicario Purísimo de la Trinidad Santísima, Fuente clarísima donde estaban represadas las cristalinas aguas de la divina gracia. Paraíso deliciosísimo del Jardín supremo de la gloria. Panal fecundo de la más dulce y suave miel. Médico Soberano por quien después de Dios vive todo el orbe de la tierra.

Hija querida del Padre Eterno, en quien se regocija y llena de placer; amorosísima Esposa del Espíritu Santo y Aurora que alegras a todo el mundo, general Abogada y firmísima esperanza de los pecadores y bondadosa Madre mía. Yo te ofrezco estas nueve Avemarias, en memoria de aquellas nueve Jornadas que hiciste desde Nazaret aa Belén, donde te dignaste darnos a luz al verdadero Dios; por cuyo recuerdo espero de Ti que intercederás con tu Hijo el Santo Niño Jesús, que me conceda lo que le pido en esta devoción, espero que lo harás, piadosísima Madre mía, valiéndome de los méritos interpuestos, juntos con los de tu intercesión, pues bien sabes Tú la necesidad con que te lo pido y creo ciertamente alcanzar lo que pretendo y solicito dándome antes, o al concluir esta Novena, que le dedico a tu nombre, el deseado y feliz consuelo en mis trabajos y afanes.

Así lo espero, confiado en esto y por aquellas necesidades que al pie de la Cruz tuviste viéndole clavado en ella y más por aquellos sentimientos y dul ces expresiones con que le hablabas al Corazón cuando le tuviste en tus brazos en su descendimiento y así ternísima Madre mía, compadécete de mí y ruégale a tu querido Hijo, que por tod los méritos repetidos que le hago en cada día venga en mi amparo y me asista con su santísimo poder, pues Él es quien todo lo puede y de Él depende mi solicitud, para que después de concederme lo que le pido, me dé una feliz muerte, para pasar a gozarle en tu compañía y repetirle sin cesar himnos de alabanzas, junto con los coros Angélicos, que en su dichoso nacimiento le entonaron: Gloria a Dios en las Alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad, por los siglos. Amén.

ALABANZAS AL SACRATÍSIMO NIÑO DE ATOCHA, QUE SE VENERA EN EL SANTUARIO DE PLATEROS, CERCA DE FRESNILLO

Celebtre todo cristiano
A Jesús, Pastor divino,
Y con poderosa mano
Nos prestará todo auxilio.

Divino Jesús
Este tu dulce Nombre
Con tu eterna luz
Ilumina el orbe.

Niño prodigioso,
Venid de Plateros,
Y ampara piadoso
A estos tus hijuelos.

Venid compatriotas,
Venid forasteros.
Y al Niño de Atocha
Gracias tributemos.

Bienvenido seas,
Niño sempiterno;
Bienvenido seas,
A darnos consuelo.

Agraciado Niño,
Que gozoso estás
Mostrando cariño
A la cristiandad.

Con grillos estás,
Pero muy contento
Los dejas y vas
A hacer tus portentos.

El que triste se halla
Con tribulaciones,
Si a tu auxilio aclama
Pronto le socorres.

Médico divino,
Tierno relicario,
Sólo a verte, Niño,
Van a tu Santuario.

Cuantos impedidos
Entran de rodillas,
Son fieles testigos
De tus maravillas.

Los presos humildes
Te hacen petición,
Y luego son libres
De dura prisión.

¡Oh qué grande dicha
Gozáis Fresnilleros,
Con la gran reliquia
Que se halla en Plateros!

Permítenos Niño
De mi corazón,
Morir con tu auxilio
De la Extremaunción.

A los ignorantes
Los alumbras luego,
Y a los caminantes
Los libras del riesgo.

Adiós, Niño hermoso,
Adiós, mi querido
Niño milagroso,
De Ti me despido.

Tu dulce memoria
Nos lleve triunfando
A tu eterna gloria
Para estarte alabando.

Portentísimo Niño de Atocha, bien mío, hermosura sin igual de los cielos, encanto de los corazones, dulcísimo Creador mío, único dueño de mi alma, piadosísimo Jesús de mi vida, alegría incomparable de toda criatura. ¡Oh generosísimo Niño! ¿A quién sino a Ti, hemos de recurrir en las necesdades y tribulaciones que en esta vida padecemos?

¿A quién sino a Ti, divino Emmanuel? ¿A quién sino a Ti, amorosísimo niño? ¿A quién sino a Ti, que eres raudal de beneficios, a Ti, que eres, puerto seguro de confianza; a Ti, que eres Padre de misericordias y todo nuestro bien en esta vida? ¿A quién sino a Ti, que eres el inmenso, el infinito, el sólo Dios verdadero? Tú eres nuestro Padre, nuestro Redentor, nuestro Conservador y todo lo que somos. Adórente los Angeles; las criaturas todas te alaben en la tierra, las plantas, las flores y todo lo que tenga ser te engrandezca : las aves todas se regocijen al oír tu dulce advocación. Pacientísimo Niño, Tú sabes las necesidades que tengo, las aflicciones que me cercan, como que a tus divinos ojos nada es escondido.

A Ti, Poderosísimo Niño, presento mis quejas, mis trabajos y angustias, confiado en que me las aceptarás benigno, concediéndome lo que en esta petición te ruego, pues Tú eres el Árbol frondoso y al que se aloja a tu sombra llenas de felicidad: Tú eres el que conviertes los enojos de tu Padre en dulces misericordias: Tú eres el mediador entre tu Padre y los hombres: Tú nos prodigas a cada día, a cada hora, a cada instante, tantas bondades, tantos beneficios que no somos capaces de corresponder como debemos. Mas ahora, postrados delante de Ti, imploramos tu clemencia, como que Tú eres el Autor de miestra vida, a quien debemos todo nuestro ser; y así espero que como eres Todopoderoso y estás sentada en la Silla de la Sabiduría, en esa Silla de Potestad, te dignaste instituir el Sacramento de la penitencia, para que con él purifiquemos nuestras almas y volvamos a tu amistad y gracia.

Yo te ofrezco estas oraciones para que las presentes a tu Eterno Padre y por ellas logren descanso las benditas Animas del Purgatorio y nosotros todos los necesitados tengamos consuelo y merezcamos alcanzar de Ti, Niño de Atocha, lo que deseamos, dándonos juntamente una verdadera contrición y arrepentimiento de nuestras culpas, para llegar a verte en la gloria y así lo esperamos de tu piedad, siendo siempre en nuestro favor hasta la consumación de los siglos y en el día del juicio esperamos verte, para pasar en tu compañía a gozarte en la celestial mansión de la bienaventuranza. Amén.

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