Novena a San Ignacio de Loyola
| Comienza la novena: | 22 de julio |
| Día festivo: | 31 de julio |
| Nacimiento: | 1491 |
| Muerte: | 1556 |
Puedes rezar la completa Novena a San Ignacio de Loyola debajo.
Día 1
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración de Introducción
Acto de Contrición para todos los días
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
Oración para todos los días
Gloriosísimo Padre y Patriarca san Ignacio, fundador de la Compañía de Jesús y Padre amantísimo: si es para mayor gloria de Dios, honor vuestro y provecho de mi alma que yo consiga la gracia que os pido en esta novena (menciona tu petición aquí…), alcanzadla del Señor; y si no, ordenad mi petición con todos mis pensamientos, palabras y obras a lo que fue siempre el blasón de vuestras heroicas empresas: a mayor gloria de Dios.
Oración Diaria
Por una eterna salvación
Jesús mío dulcísimo, que nos revelaste los misterios sagrados de vuestra fe, y por vuestra predicación deseasteis plantarla en los corazones humanos como raíz de todas las buenas obras y de la eterna salvación; os ofrezco los merecimientos de mi glorioso padre san Ignacio, y singularmente los de su iluminada fe, con la cual creería cuantos misterios están escritos en las santas Escrituras, aunque se perdiesen todos los libros sagrados, y de la cual animado la defendió contra los herejes, la dilató entre los gentiles y la avivó entre los católicos. Os suplico, Padre amantísimo de mi alma, me deis una fe vivísima de vuestros divinos misterios que me ilustre para creerlos y estimarlos como verdadero hijo de la santa Iglesia con fervorosas obras de perfecto cristiano y me concedáis la gracia que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, honor del Santo y bien de mi alma. Amén.
Oración Final
Oración final para todos los días
Oh Dios, que para propagar la mayor gloria de tu nombre, has fortalecido por medio de san Ignacio a la Iglesia militante con un nuevo auxilio: alcánzanos que con su ayuda y a imitación suya peleemos en la tierra hasta conseguir ser coronados con él en el cielo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
En el nombre del Padre,
Del Hijo,
Y del Espíritu Santo,
Amén.
Reza tres Padrenuestros y Avemarías.
Día 2
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración de Introducción
Acto de Contrición para todos los días
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
Oración para todos los días
Gloriosísimo Padre y Patriarca san Ignacio, fundador de la Compañía de Jesús y Padre amantísimo: si es para mayor gloria de Dios, honor vuestro y provecho de mi alma que yo consiga la gracia que os pido en esta novena (menciona tu petición aquí…), alcanzadla del Señor; y si no, ordenad mi petición con todos mis pensamientos, palabras y obras a lo que fue siempre el blasón de vuestras heroicas empresas: a mayor gloria de Dios.
Oración Diaria
Por una esperanza segura de salvarme
Jesús mío dulcísimo, que prometisteis a vuestros siervos tendrían en vuestra esperanza todos los tesoros del mundo y nada les faltaría de cuanto esperasen confiados en vuestra liberalidad tan amorosa como infinita: os ofrezco los merecimientos de mi glorioso padre san Ignacio, y singularmente aquella firmísima esperanza que le sirvió de tesoro inagotable en su pobreza, de áncora segura en las tormentas de tantas persecuciones, y de una gloria anticipada entre los riesgos de esta miserable vida. Os suplico, Padre amantísimo de mi alma, me concedáis una esperanza segura de salvarme, afianzada en las buenas obras hechas con vuestra gracia y revestidas de vuestros méritos y promesas; y también de conseguir los bienes de esta vida conducentes a mi eterna salvación y proporcionados a mi estado, y la gracia que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, honor vuestro y provecho de mi alma. Amén.
Oración Final
Oración final para todos los días
Oh Dios, que para propagar la mayor gloria de tu nombre, has fortalecido por medio de san Ignacio a la Iglesia militante con un nuevo auxilio: alcánzanos que con su ayuda y a imitación suya peleemos en la tierra hasta conseguir ser coronados con él en el cielo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
En el nombre del Padre,
Del Hijo,
Y del Espíritu Santo,
Amén.
Reza tres Padrenuestros y Avemarías.
Día 3
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración de Introducción
Acto de Contrición para todos los días
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
Oración para todos los días
Gloriosísimo Padre y Patriarca san Ignacio, fundador de la Compañía de Jesús y Padre amantísimo: si es para mayor gloria de Dios, honor vuestro y provecho de mi alma que yo consiga la gracia que os pido en esta novena (menciona tu petición aquí…), alcanzadla del Señor; y si no, ordenad mi petición con todos mis pensamientos, palabras y obras a lo que fue siempre el blasón de vuestras heroicas empresas: a mayor gloria de Dios.
Oración Diaria
Por una centella de ese fuego sagrado de mi candoroso padre san Ignacio
Jesús mío dulcísimo, que tanto deseasteis el amor de vuestras criaturas que nos intimasteis como máximo y principal precepto amar a nuestro Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas: os ofrezco los merecimientos de mi glorioso padre san Ignacio, y singularmente aquel inflamadísimo amor con el cual, abrasado en un serafín humano, respiraba sólo llamas de amor divino, refiriendo todas sus palabras y pensamientos a la mayor gloria de Dios y deseando por premio de su amor más y más amor, posponiendo la certeza de su eterna felicidad a la gloria de servir a Dios. Os suplico, Padre amantísimo de mi alma, me concedáis una centella de ese fuego sagrado de mi seráfico padre san Ignacio, y la gracia que os pido en esta novena a mayor gloria de Dios, honor del Santo y provecho de mi alma. Amén.
Oración Final
Oración final para todos los días
Oh Dios, que para propagar la mayor gloria de tu nombre, has fortalecido por medio de san Ignacio a la Iglesia militante con un nuevo auxilio: alcánzanos que con su ayuda y a imitación suya peleemos en la tierra hasta conseguir ser coronados con él en el cielo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
En el nombre del Padre,
Del Hijo,
Y del Espíritu Santo,
Amén.
Reza tres Padrenuestros y Avemarías.
Día 4
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración de Introducción
Acto de Contrición para todos los días
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
Oración para todos los días
Gloriosísimo Padre y Patriarca san Ignacio, fundador de la Compañía de Jesús y Padre amantísimo: si es para mayor gloria de Dios, honor vuestro y provecho de mi alma que yo consiga la gracia que os pido en esta novena (menciona tu petición aquí…), alcanzadla del Señor; y si no, ordenad mi petición con todos mis pensamientos, palabras y obras a lo que fue siempre el blasón de vuestras heroicas empresas: a mayor gloria de Dios.
Oración Diaria
Por una caridad inflamada
Jesús mío dulcísimo, que nos recomendasteis la caridad y el amor a los prójimos como el distintivo y señal de vuestra escuela, diciendo que en esto se habían de conocer vuestros discípulos: os ofrezco los merecimientos de mi glorioso padre san Ignacio, y singularmente aquella ardentísima caridad con que deseaba encender en el fuego del divino amor a todos los hombres del mundo, y con que hizo y padeció tanto por su eterna salvación y por asistirlos en todos sus trabajos. Os suplico, Padre amantísimo de mi alma, me concedáis una caridad inflamada, con la cual, a imitación de mi padre san Ignacio, trabaje continuamente en el bien y salvación de mis prójimos con mis palabras y ejemplos, y con cuanto necesitaren de mi caritativa asistencia, y la gracia que os pido en esta novena a mayor gloria de Dios, honor del Santo y bien de mi alma. Amén.
Oración Final
Oración final para todos los días
Oh Dios, que para propagar la mayor gloria de tu nombre, has fortalecido por medio de san Ignacio a la Iglesia militante con un nuevo auxilio: alcánzanos que con su ayuda y a imitación suya peleemos en la tierra hasta conseguir ser coronados con él en el cielo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
En el nombre del Padre,
Del Hijo,
Y del Espíritu Santo,
Amén.
Reza tres Padrenuestros y Avemarías.
Día 5
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración de Introducción
Acto de Contrición para todos los días
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
Oración para todos los días
Gloriosísimo Padre y Patriarca san Ignacio, fundador de la Compañía de Jesús y Padre amantísimo: si es para mayor gloria de Dios, honor vuestro y provecho de mi alma que yo consiga la gracia que os pido en esta novena (menciona tu petición aquí…), alcanzadla del Señor; y si no, ordenad mi petición con todos mis pensamientos, palabras y obras a lo que fue siempre el blasón de vuestras heroicas empresas: a mayor gloria de Dios.
Oración Diaria
Para que fortalezcas la fragilidad de mi espíritu
Jesús mío dulcísimo, que nos encomendasteis la paciencia en los trabajos de esta vida como la senda de la perfección y el camino real de la gloria: os ofrezco los merecimientos de mi glorioso padre san Ignacio, y singularmente los de aquella paciencia invicta con que sufrió desprecios, calumnias, cárceles y cadenas con un espíritu tan constante y alegre en los trabajos, que decía no tener el mundo tantos grillos y cadenas como deseaba padecer por Jesús. Os suplico, Padre amantísimo de mi alma, fortalezcáis la fragilidad de mi espíritu, para que con invencible paciencia resista los trabajos, penas y angustias de esta miserable vida, pobreza, dolores y afrentas, fabricando de ellas escala para subir a la gloria, y la gracia que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, honor del Santo y bien de mi alma. Amén.
Oración Final
Oración final para todos los días
Oh Dios, que para propagar la mayor gloria de tu nombre, has fortalecido por medio de san Ignacio a la Iglesia militante con un nuevo auxilio: alcánzanos que con su ayuda y a imitación suya peleemos en la tierra hasta conseguir ser coronados con él en el cielo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
En el nombre del Padre,
Del Hijo,
Y del Espíritu Santo,
Amén.
Reza tres Padrenuestros y Avemarías.
Día 6
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración de Introducción
Acto de Contrición para todos los días
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
Oración para todos los días
Gloriosísimo Padre y Patriarca san Ignacio, fundador de la Compañía de Jesús y Padre amantísimo: si es para mayor gloria de Dios, honor vuestro y provecho de mi alma que yo consiga la gracia que os pido en esta novena (menciona tu petición aquí…), alcanzadla del Señor; y si no, ordenad mi petición con todos mis pensamientos, palabras y obras a lo que fue siempre el blasón de vuestras heroicas empresas: a mayor gloria de Dios.
Oración Diaria
Por el don de la oración perfecta
Jesús mío dulcísimo, que con el ejemplo y las palabras nos enseñasteis el continuo ejercicio de la oración y a vivir con el cuerpo en la tierra y en el cielo con el espíritu: os ofrezco los merecimientos de mi glorioso padre san Ignacio, y singularmente los de aquella continua y perfectísima oración con que vivió entre los ángeles mientras moraba entre los hombres, para conducirlos con sus trabajos y fatigas a la patria bienaventurada. Os suplico, Padre amantísimo de mi alma, me concedáis el don de la oración perfecta en aquel grado que me conviene para mi salvación y para llevar a otros muchos a la gloria, y la gracia que os pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios, honor del Santo y bien de mi alma. Amén.
Oración Final
Oración final para todos los días
Oh Dios, que para propagar la mayor gloria de tu nombre, has fortalecido por medio de san Ignacio a la Iglesia militante con un nuevo auxilio: alcánzanos que con su ayuda y a imitación suya peleemos en la tierra hasta conseguir ser coronados con él en el cielo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
En el nombre del Padre,
Del Hijo,
Y del Espíritu Santo,
Amén.
Reza tres Padrenuestros y Avemarías.
Día 7
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración de Introducción
Acto de Contrición para todos los días
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
Oración para todos los días
Gloriosísimo Padre y Patriarca san Ignacio, fundador de la Compañía de Jesús y Padre amantísimo: si es para mayor gloria de Dios, honor vuestro y provecho de mi alma que yo consiga la gracia que os pido en esta novena (menciona tu petición aquí…), alcanzadla del Señor; y si no, ordenad mi petición con todos mis pensamientos, palabras y obras a lo que fue siempre el blasón de vuestras heroicas empresas: a mayor gloria de Dios.
Oración Diaria
Por una mortificación interior y exterior
Jesús mío dulcísimo, que con las austeridades de vuestra sacratísima vida, pasión y muerte procurasteis inspirarnos una vida austera, rígida, penitente y mortificada: os ofrezco los merecimientos de mi padre san Ignacio, y singularmente los de su espantosa penitencia, con la cual convirtió la gruta de Manresa en un abreviado mapa de los rigores de Egipto, Tebaida y Nitria, y venció todas sus pasiones hasta reducirlas a ser instrumentos de la divina gracia. Os suplico, Padre amantísimo de mi alma, me concedáis una mortificación interior y exterior tan perfecta que sujete todas mis pasiones y apetitos a la gracia, y con austeridades y penitencias de la carne, mi cuerpo obedezca a las leyes de una castidad evangélica; y la gracia que os pido en esta novena a mayor gloria de Dios, honor del Santo y bien de mi alma. Amén.
Oración Final
Oración final para todos los días
Oh Dios, que para propagar la mayor gloria de tu nombre, has fortalecido por medio de san Ignacio a la Iglesia militante con un nuevo auxilio: alcánzanos que con su ayuda y a imitación suya peleemos en la tierra hasta conseguir ser coronados con él en el cielo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
En el nombre del Padre,
Del Hijo,
Y del Espíritu Santo,
Amén.
Reza tres Padrenuestros y Avemarías.
Día 8
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración de Introducción
Acto de Contrición para todos los días
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
Oración para todos los días
Gloriosísimo Padre y Patriarca san Ignacio, fundador de la Compañía de Jesús y Padre amantísimo: si es para mayor gloria de Dios, honor vuestro y provecho de mi alma que yo consiga la gracia que os pido en esta novena (menciona tu petición aquí…), alcanzadla del Señor; y si no, ordenad mi petición con todos mis pensamientos, palabras y obras a lo que fue siempre el blasón de vuestras heroicas empresas: a mayor gloria de Dios.
Oración Diaria
Por una perfectísima obediencia a todos mis superiores
Jesús mío dulcísimo, que desde el instante de vuestra encarnación en el seno purísimo de vuestra madre Virgen, obedecisteis hasta morir obediente en la cruz: os ofrezco los merecimientos de mi glorioso padre san Ignacio, y singularmente los de su heroica obediencia con que obedeció a todos sus superiores, especialmente al Sumo Pontífice de Roma, Vicario de Cristo en la tierra, consagrado con toda su religión, la Compañía de Jesús, con particular voto a la obediencia de la Santa Sede. Os suplico, Padre amantísimo de mi alma, me concedáis una perfectísima obediencia a todos mis superiores, continuada todos los instantes de mi vida, y perfecta en los tres grados de obedecer en cuanto a la ejecución, en cuanto a la voluntad y en cuanto al entendimiento, y la gracia que os pido en esta novena a mayor gloria de Dios, honor del Santo y bien de mi alma. Amén.
Oración Final
Oración final para todos los días
Oh Dios, que para propagar la mayor gloria de tu nombre, has fortalecido por medio de san Ignacio a la Iglesia militante con un nuevo auxilio: alcánzanos que con su ayuda y a imitación suya peleemos en la tierra hasta conseguir ser coronados con él en el cielo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
En el nombre del Padre,
Del Hijo,
Y del Espíritu Santo,
Amén.
Reza tres Padrenuestros y Avemarías.
Día 9
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración de Introducción
Acto de Contrición para todos los días
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
Oración para todos los días
Gloriosísimo Padre y Patriarca san Ignacio, fundador de la Compañía de Jesús y Padre amantísimo: si es para mayor gloria de Dios, honor vuestro y provecho de mi alma que yo consiga la gracia que os pido en esta novena (menciona tu petición aquí…), alcanzadla del Señor; y si no, ordenad mi petición con todos mis pensamientos, palabras y obras a lo que fue siempre el blasón de vuestras heroicas empresas: a mayor gloria de Dios.
Oración Diaria
Por una sólida y cordial devoción para con María Santísima
Jesús mío dulcísimo, que al morir nos mostrasteis el amor y deseo ardiente que teníais de que los hombres todos amasen, reverenciasen y sirviesen a vuestra Santísima Madre, encomendándola al Discípulo Amado: os ofrezco los merecimientos de mi glorioso padre san Ignacio, y singularmente los que atesoró con la cordialísima devoción que profesaba a María Santísima, a quien escogió por Madre desde su conversión; y después esta Señora hizo oficio de madre amorosa en todas las empresas que para mayor gloria vuestra emprendió el Santo, iluminándole para que escribiese el libro admirable de los Ejercicios y el de las Constituciones y Reglas de la Compañía. Os suplico, Padre amantísimo de mi alma, me concedáis una sólida y cordial devoción para con María Santísima, vuestra Madre, aquella devoción que es señal cierta de predestinados; que yo sirva a esta Señora con los obsequios del más fiel y obediente hijo, y la gracia que os pido en esta novena a mayor gloria de Dios, honor del Santo y provecho de mi alma. Amén.
Oración Final
Oración final para todos los días
Oh Dios, que para propagar la mayor gloria de tu nombre, has fortalecido por medio de san Ignacio a la Iglesia militante con un nuevo auxilio: alcánzanos que con su ayuda y a imitación suya peleemos en la tierra hasta conseguir ser coronados con él en el cielo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
En el nombre del Padre,
Del Hijo,
Y del Espíritu Santo,
Amén.
Reza tres Padrenuestros y Avemarías.
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Acerca de San Ignacio de Loyola
San Ignacio de Loyola es uno de los santos más influyentes de la historia de la Iglesia Católica. Fundador de la Compañía de Jesús (Jesuitas), autor de los Ejercicios Espirituales, y modelo de conversión radical, su vida y obra han transformado innumerables almas y han dado forma a la espiritualidad católica moderna.
Del Soldado al Santo (1491-1521)
Juventud Mundana
Íñigo López de Loyola nació en 1491 en el castillo de Loyola, en el País Vasco español. Era el menor de trece hermanos de una familia noble. Desde joven mostró un temperamento apasionado, ambicioso y vanidoso.
A los 15 años fue enviado como paje a la corte del tesorero real en Castilla, donde se educó en las costumbres cortesanas y las artes de la caballería. Soñaba con la gloria militar y las hazañas heroicas.
Ignacio era dado a la vanidad personal, especialmente en lo que respectaba a su cabello y apariencia. También era aficionado a los juegos de azar y a las aventuras amorosas, viviendo la vida típica de un joven noble de su época.
La Herida que Cambió su Vida
En mayo de 1521, a los 30 años, Ignacio participaba en la defensa de Pamplona contra el ejército francés. Durante el asalto, una bala de cañón le destrozó la pierna derecha y le hirió la izquierda.
Los franceses, admirados por su valor, lo trataron con respeto y lo llevaron a Loyola. Allí sufrió múltiples cirugías dolorosas. Los huesos se habían soldado mal, dejando un bulto antiestético. Ignacio, por pura vanidad, insistió en que se los rompieran y volvieran a colocar correctamente, soportando tormentos espantosos sin anestesia.
Durante su larga convalecencia, pidió libros de caballería para entretenerse, pero en el castillo solo había dos: una Vida de Cristo y un libro sobre las vidas de los santos.
La Conversión
Al leer estos libros, Ignacio comenzó a experimentar dos tipos de pensamientos: algunos sobre hazañas mundanas y conquistas amorosas, otros sobre imitar las penitencias de los santos.
Descubrió algo fundamental: los pensamientos mundanos le daban placer momentáneo pero dejaban su alma vacía y triste; los pensamientos sobre servir a Dios le llenaban de paz y alegría duradera.
Este discernimiento de espíritus se convirtió en la base de su futura espiritualidad. Ignacio decidió: “Si San Francisco y Santo Domingo hicieron esto, yo también lo haré.”
El Peregrino de Dios (1522-1524)
Montserrat y Manresa
En marzo de 1522, apenas recuperado, Ignacio se dirigió al santuario de Montserrat. Allí hizo una confesión general de toda su vida pasada, colgó su espada y armadura ante la imagen de la Virgen María, y se vistió con ropas de peregrino.
Se retiró a Manresa, donde permaneció casi un año en oración, penitencia y contemplación. Vivió en una cueva, mendigaba su comida, dejó crecer su cabello y uñas (que antes cuidaba con tanto esmero), ayunaba rigurosamente y se flagelaba.
En Manresa experimentó profundas iluminaciones místicas. Junto al río Cardoner tuvo una visión que le dio tal claridad sobre los misterios de la fe que dijo: “Si reuniera todas las ayudas que he recibido de Dios y todo lo que he aprendido, y lo pusiera todo junto, no creo que llegaría a tanto como lo que recibí en aquella sola ocasión.”
Durante este tiempo comenzó a escribir sus famosos Ejercicios Espirituales, un manual sistemático para el discernimiento y la conversión espiritual que se convertiría en uno de los textos más influyentes de la espiritualidad cristiana.
Peregrinación a Tierra Santa
En 1523, Ignacio peregrinó a Jerusalén, deseando quedarse allí permanentemente para trabajar por la conversión de los musulmanes. Sin embargo, los franciscanos que custodiaban los Lugares Santos, temiendo por su seguridad, le ordenaron regresar a Europa.
Años de Estudio (1524-1535)
El Estudiante Maduro
A los 33 años, Ignacio comprendió que necesitaba educación para servir mejor a Dios y a las almas. Comenzó a estudiar latín con niños en Barcelona, soportando la humillación con paciencia.
Estudió en Alcalá y Salamanca, donde su fervor religioso y su práctica de dar ejercicios espirituales le atrajeron la atención de la Inquisición. Fue investigado y brevemente encarcelado, aunque siempre fue absuelto.
París y los Primeros Compañeros
En 1528 se trasladó a París, donde estudió en la Universidad de la Sorbona. Allí obtuvo el grado de Maestro en Artes en 1534.
En París reunió a un grupo de compañeros que compartían su visión: Francisco Javier, Pedro Fabro, Diego Laínez, Alfonso Salmerón, Nicolás Bobadilla y Simón Rodríguez.
El 15 de agosto de 1534, en la capilla de Montmartre, estos siete hombres hicieron votos de pobreza, castidad, y de ir a Tierra Santa para trabajar por la conversión de los infieles. Si no podían ir a Jerusalén, se pondrían a disposición del Papa.
Fundación de la Compañía de Jesús (1537-1540)
Ordenación y Nueva Dirección
Ignacio fue ordenado sacerdote en Venecia en 1537. El grupo intentó ir a Tierra Santa, pero la guerra entre Venecia y el Imperio Otomano lo hizo imposible.
Decidieron entonces ir a Roma y ponerse al servicio del Papa. En el camino, en La Storta, Ignacio tuvo una visión mística en la que Dios Padre le dijo: “Yo os seré propicio en Roma”, y le mostró a Jesús cargando la cruz, quien le dijo: “Yo quiero que tú nos sirvas.”
Aprobación Papal
En Roma, el grupo comenzó a trabajar en diversas obras de caridad: enseñando catecismo, predicando, asistiendo a enfermos y reconciliando enemistades.
El Papa Paulo III quedó impresionado por su celo y competencia. El 27 de septiembre de 1540, aprobó oficialmente la Compañía de Jesús mediante la bula “Regimini militantis Ecclesiae”.
Ignacio fue elegido primer Superior General en 1541, cargo que ocupó hasta su muerte.
Características de la Compañía de Jesús
Ignacio diseñó la Compañía con características únicas:
1. El Cuarto Voto
Además de los tres votos tradicionales (pobreza, castidad, obediencia), los jesuitas profesos hacen un cuarto voto de obediencia especial al Papa en lo referente a las misiones. Esto los convirtió en una orden verdaderamente “móvil” y universal.
2. No Oficio Coral
A diferencia de otras órdenes, los jesuitas no estaban obligados a recitar el Oficio Divino en común, permitiéndoles más flexibilidad para el apostolado activo.
3. Organización Militar
Ignacio organizó la Compañía con disciplina casi militar, con provincias, superiores regionales, y un gobierno centralizado. De ahí el nombre “soldados de Cristo”.
4. Énfasis en la Educación
Los jesuitas se dedicaron intensamente a la educación, fundando colegios y universidades por todo el mundo. Entendieron que formar las mentes jóvenes era formar el futuro de la Iglesia.
5. Misiones Extranjeras
Los jesuitas fueron pioneros en las misiones extranjeras, llevando el Evangelio a India, Japón, China, América y África.
Los Ejercicios Espirituales
La obra maestra de Ignacio es su libro de Ejercicios Espirituales, escrito principalmente durante su estancia en Manresa.
Estructura
Los Ejercicios están diseñados para un retiro de 30 días dividido en cuatro semanas:
- Primera Semana: Purificación - meditación sobre el pecado y la misericordia de Dios
- Segunda Semana: Iluminación - contemplación de la vida de Cristo hasta el Domingo de Ramos
- Tercera Semana: Unión - meditación sobre la Pasión de Cristo
- Cuarta Semana: Confirmación - contemplación de la Resurrección y Ascensión
Principios Fundamentales
Principio y Fundamento: “El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor, y mediante esto salvar su alma.”
Indiferencia Ignaciana: Buscar ser indiferente (no apegado) a todas las cosas creadas, deseando solo lo que más conduce al fin para el que fuimos creados.
Discernimiento de Espíritus: Reglas para distinguir entre las mociones del buen espíritu y del mal espíritu.
Elección: Método para tomar decisiones importantes según la voluntad de Dios.
Superior General en Roma (1541-1556)
Durante los últimos quince años de su vida, Ignacio dirigió la Compañía desde Roma. Aunque aquejado de múltiples enfermedades (problemas estomacales crónicos, cálculos renales, artritis), trabajaba incansablemente.
Administración
Escribió miles de cartas dirigiendo la Compañía, que crecía rápidamente. Cuando murió, había casi 1,000 jesuitas en todo el mundo.
Redactó las Constituciones de la Compañía, un documento detallado que gobernaba todos los aspectos de la vida jesuita.
Obras en Roma
Fundó:
- El Colegio Romano (ahora Universidad Gregoriana), que se convirtió en modelo para todas las instituciones educativas jesuitas
- La Casa de Santa Marta, refugio para prostitutas arrepentidas
- El Orfanato de San Roque
- Numerosas obras de caridad para los pobres de Roma
Dirección Espiritual
Ignacio dirigía espiritualmente a personas de todas las clases sociales, desde cardenales hasta mendigos. Su fama de santidad se extendió por toda Roma.
Muerte y Canonización
El 30 de julio de 1556, Ignacio se sintió particularmente mal pero no quiso llamar a un médico. Al día siguiente, 31 de julio, murió tranquilamente a los 65 años.
Su cuerpo fue enterrado en la Iglesia del Gesù en Roma, que se convirtió en la iglesia madre de los jesuitas.
- 1609: Beatificado por Paulo V
- 1622: Canonizado por Gregorio XV (junto con San Francisco Javier, Santa Teresa de Ávila, San Isidro Labrador y San Felipe Neri)
- 1922: Pío XI lo proclamó patrono de los Ejercicios Espirituales
Legado y Espiritualidad Ignaciana
“Ad Maiorem Dei Gloriam”
El lema de San Ignacio y de la Compañía de Jesús es “AMDG” - Ad Maiorem Dei Gloriam (Para la mayor gloria de Dios). Este principio impregnaba cada acción, desde la más sublime hasta la más mundana.
Encontrar a Dios en Todas las Cosas
Ignacio enseñó que Dios puede ser encontrado en todas las experiencias de la vida, no solo en la oración formal. Esta espiritualidad “contemplativa en la acción” revolucionó la vida religiosa.
El Examen
Ignacio recomendaba el “examen de conciencia” diario, un ejercicio de revisión del día para reconocer las mociones de Dios y responder a ellas.
Magis - El Más
El principio del “magis” (más) impulsa a buscar siempre lo que más conduce a Dios, lo más perfecto, lo más generoso.
La Compañía de Jesús Hoy
La Compañía de Jesús es hoy la orden religiosa masculina más grande de la Iglesia Católica, con aproximadamente 16,000 miembros en todo el mundo.
Los jesuitas dirigen:
- Más de 500 universidades y colegios
- Centros de investigación teológica y científica
- Misiones en todo el mundo
- Obras de justicia social
En 2013, el Cardenal Jorge Mario Bergoglio, SJ, fue elegido Papa, tomando el nombre de Francisco. Es el primer jesuita y el primer papa del Nuevo Mundo.
Patronatos
San Ignacio es patrono de:
- Los soldados y militares
- Los educadores y estudiantes
- La Compañía de Jesús
- Los retiros espirituales
- El País Vasco
Conclusión
San Ignacio de Loyola pasó de ser un soldado vanidoso a un santo humilde, de buscar la gloria mundana a buscar solo la gloria de Dios. Su conversión demuestra que nunca es tarde para cambiar, y que Dios puede usar incluso nuestras heridas y fracasos para sus propósitos más elevados.
Su vida nos enseña:
- El valor del discernimiento espiritual
- La importancia de encontrar a Dios en todas las cosas
- El poder de la educación y la formación
- El ideal del servicio generoso sin esperar recompensa
- El lema: “Para la mayor gloria de Dios”
¡San Ignacio de Loyola, ruega por nosotros!